domingo, mayo 19, 2013

Tarjetas y contraseñas

Previously on Deimar's: Control mental. Suicidios inducidos. Tarjetas y contraseñas. Fascistas. Mutantes. Contables psicópatas. Empleados enfurecidos. And that's what you missed on Deimar's.

Llame a Lee para pedir información de un par de nombres para poder seguir más pistas. No le suelo pedir todos a la vez ya que así la impresión de la factura es menor. Especialmente en casos como este, ya que me cobró 2800$ por información sobre Sam Jones, Greg Call, John Klaus, Big Jim Slade y, ya que parecía que quizá quisiera saber qué demonios estaba pasando en su compañía, J. Saint Gideon, el fundador retirado de Gideon Enterprises. No hubiera dolido tanto si no hubiese sido porque en vez de darme las direcciones me dijo que preguntase al teniente Clements por Call y Slade, a Delores Lightbody por John Klaus, y a este último por Sam Jones. Una de cinco... ¿por qué narices sigo pagando a esta tipa?

¿Y por qué no le pago a Steve Clements en vez de a ti entonces?

Me dirigí de nuevo al precinto policial a ver a Clements. Al parecer había conseguido levantar suficiente polvareda con mi investigación ya que lo primero que me dijo Clements es que el jefe les había prohibido hablar conmigo. Por fortuna, al parecer no le caigo tan mal al detective, así que consintió contestar mis preguntas. Al parecer el profesor Call se había suicidado con un revolver en su apartamento. Lo sospechoso, aparte de la larga lista de suicidios relacionados con MTC, es que cuando llegó la policía había unos cuantos matones de Ley & Orden fisgoneando por el apartamento. Slade al parecer era un asesino a sueldo, aunque nunca habían conseguido relacionarle con ninguno de sus cadáveres. Al parecer Ron Meat podría saber algo de él. Ese ojo ve más que el resto del mundo con dos. También me confirmó que Klaus y Linsky solían trabajar juntos, aunque Klaus dejó de hablar con Linsky cuando este último le robó a su chica, la señorita Lightbody... a la que más tarde dejó por su ayudante. Las vueltas que da la vida.

Tampoco me dejaron ir a mi baile de graduación, no te creas. Creo que nunca he sido muy popular...

Me despedí de Clements promentiéndole mantenerle informado. Había sido de mucha utilidad, o al menos de mucha más utilidad que Lee y más barato. Decidí que ya iba siendo hora de visitar a la "viuda" de Linksy, la señorita Lightbody. La dama vivía en la zona noble de la bahía. En un barrio repleto de casas victorianas donde residen los abogados y cirujanos plásticos de la ciudad. Un nido de ratas vaya. Llamé a la puerta y al rato me abrieron. La figura no me dejaba ver el interior de la casa ya que ocupaba todo el dintel de la puerta. Literalmente. La señorita Lightbody era la musa perfecta para todos los chistes sobre madres gordas que se han inventado nunca. 

Lightbody, ¿eh? Ya veo lo que han hecho ahí...

Charlé brevemente con ella sobre Linsky sin llegar a nada claro. Aburrido de su cháchara sobre lo mucho que le amaba y demás, la corte para que me hablase de Klaus. Al parecer, tenía un escondite en Reno, Nevada, al que solía ir cuando estaba en problemas. Tomé la dirección e intenté salir corriendo lo más rápido posible antes de que Delores cayese sobre mí cual avalancha. Aunque antes de irme, le pregunté por Sylvia (cualquier información que me ayude a liga... a comprender mejor a mi cliente sería de gran ayuda). En opinión de Delores, era una chica majísima, pero andaba muy cabreada últimamente ya que el seguro no quería pagar la póliza de su padre debido a que era un suicidio. Normal que me hubiese contratado pues, aunque eso le quitaba algo de peso a la actuación sentimentaloide que me dedicó en la oficina...

Llegué a la zona de oficinas donde Klaus tenía su escondite en Reno. Tras comentarle lo sucedido hasta ahora, estuvo encantado de ayudarme. Me dio su tarjeta verde y su contraseña, PAWN. También em comentó que, al igual que el resto de científicos, en cuanto empezó a sospechar que Overlord no era lo que le habían dicho y a hacer preguntas, empezó a recibir amenazas y fue cuando decidió esconderse. También me dio la dirección del laboratorio de Sam Jones, que al parecer era un científico brillante pero completamente obsesionado con los ideales fascistas de Ley & Orden. Klaus había resultado ser bastante buen tipo, si no contamos su interés obsesivo con Delores Lightbody...

Y provocar un terremoto...

Llegué al trabajo de Jones y me encontré un comité de bienvenida formado por unos cuantos matones de Ley & Orden. A estas alturas, tenía bastante claro que la organización sabía bastante del proyecto, así que no tuve problemas en darles su ración de plomo y entrar amenazando al laboratorio. Jones, pese a sus convicciones, empezó a hablar en cuanto le puse la pistola en la boca. Me dió su tarjeta amarilla y su contraseña, QUEEN. Jones parecía saber exactamente el objetivo del proyecto Overlord, pero estaba tan convencido de que Robert Knott, el líder de Ley & Orden, debía convertirse en líder mundial que no le importaba en absoluto. Al preguntarle por Frank Schimming, el actual CEO de Gideon Enterprises, me comentó que le quedaba poco tiempo al mando. Parecía que Schimming no debía tener mucha idea de lo que se desarrollaba en MTC...

Hasta que saque a paseo mi tarjeta de presentación. Así es como llamo a mi pistola.

Ya iba quedando menos. Teniendo en mi poder 3 tarjetas, y sabiendo donde encontrar dos más, y cinco contraseñas, estaba a un paso de poder detener este loco plan de dominación mundial en el que me había visto envuelto. Aunque todavía quedaba la parte más peligrosa.

To be continued...






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