domingo, mayo 12, 2013

Exposition, exposition...

Previously on Deimar's: Asesinatos. Control mental. Periodistas sobonas. Científicos. Experimentos británicos. Mutantes. And that's what you missed on Deimar's.

¡Cómo no! El bueno de Ron, como la mitad de la población de esta ciudad (¿dónde quedaron los buenos samaritanos?) no tenía ni la más mínima intención de ayudarme sin que le presentase al presidente Washington. Por desgracia para él, tengo poco trato con dicho presidente, pero mucha intimidad con mi mano derecha. Tras recordarle amablemente que su aspecto ciclópeo no casaba con su fuerza física, me contó sin muchos problemas donde podía encontrar a Larry Hammond.

 Ron, mi puño. Mi puño, Ron.

Hammond vivía en la parte más profunda de Freak Town, así que esperaba a alguien del aspecto de Ron. Sin embargo, la capacidad de Freak Town de sorprenderme no paraba de crecer, especialmente cuando Larry apareció acompañado de su hermano Darrell.

Casi casi como el dúo sacapuntas...

Larry y Darrell eran buena gente y estaban encantados de soltar prenda sobre el proyecto Overlord con la esperanza de que alguien le parase los pies a MTC. Overlord era la continuación de aquel proyecto que Wanda había descubierto pero actualizado con tecnología actual y centrado exclusivamente en la capacidad de controlar las acciones de cualquiera que tenga un microchip instalado. A través de un satélite. Larry era el diseñador del sistema informático de Overlord, llamado Nexus. Un sistema distribuido formado por un servidor central y ocho terminales. Cuando Larry se dió cuenta del objetivo real del proyecto, metió un sistema de autodestrucción basado en 8 tarjetas y 8 contraseñas, las que MTC había distribuido a los científicos del proyecto para que pudieran acceder a Nexus. Introducir las tarjetas y contraseñas en el servidor central activaría la secuencia de autodestrucción tanto del servidor como del satélite. 

Siempre tiene que haber algún héroe que no tema por su vida en toda historia digna de contarse. No entendía muy bien cómo me había tocado a mí ese papel, pero viendo que si alguien no hacía algo, MTC iba a poner un chip en toda persona que no opinase como ellos, no iba a tener más remedio que actuar. Por desgracia, Larry no sabía dónde encontrar ese servidor central. Y tampoco tenía su tarjeta gris, ya que unos matones pertenecientes a la organización Ley & Orden habían asaltado hace poco Freak Town y se la habían robado. Tampoco sabía qué otros científicos trabajaban en el proyecto salvo su colega Cal Davis. Sin embargo me dió los nombres de tres tipos de contabilidad de la compañía padre de MTC, Gideon Enterprises, que probablemente sabrían quienes estaban contratados. También su contraseña, KING. Me ahorré los comentarios sobre la fortaleza de las mismas y sobre que el ingeniero de sistemas hubiera acabado con esa contraseña.

Llamé a Vanessa para obtener la dirección de los contables. Me proporcionó la de dos de ellos, así con mi suerte seguro que sería el que no sabía dónde localizar el que podría ayudarme. Aún así decidí visitarles y comprobar que, en efecto, no tenían ningún tipo de información que facilitarme. Aproveché el camino para preguntar a Vanessa por Ley & Orden. Por lo visto, esta gente era una organización cuasi-fascista con aspiraciones de llegar al gobierno. Una organización muy misteriosa ya que nadie parece saber dónde tienen su central ni donde encontrar a su lider, Robert Knott. 700$ a Lee me proporcionaron una cita con el señor Arnold Dweeb, el último de los contables de Gideon.

Me gusta el sistema político americano. Puedes presentarte a las elecciones sin que nadie sepa absolutamente nada de ti. Y no lo digo como si tuviera algo que ocultar y tal... 

El hombrecillo debía tener miedo de algo. Visto lo visto, era hasta comprensible. Me citó en el estadio de fútbol americano local, que se encontraba vacío por estar fuera de temporada. Cuando llegué me encontré a alguien que no parecía haber sacado nunca la cara de entre los libros. Salvo para comprar la pistola con la que me estaba apuntando. Conseguí calmarle un poco y evitar que me llenase de plomo. Dweeb no estaba interesado en nada que no fuera concluir nuestra transacción, así que le pagué 3000$ y él me proporcionó la lista de empleados de MTC. 14 personas, contando a Hammond, Linsky y Davis. También estaban en la lista Tom Griffith, el presidente de la compañía, Sandra Larsen, la "ayudante" de Linsky, y John Klaus, cuyo nombre reconocí de la lista que Sonny Fletcher le había proporcionado a Linsky. Parecía que todavía me quedaba mucho camino por andar...

Y el me contesta sacándome una pistola... La venganza de los nerds...

To be continued...

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