domingo, marzo 03, 2013

Y en nombre de Luna...

La última vez mencioné haberme quedado sin continente que explorar. Bueno, es parcialmente falso. Varias personas me han hablado de una ciudad en el lago Lock a la que no se puede llegar por tierra y que no he conseguido visitar. Tampoco había hablado de la forma "rápida" de transporte a través de Britannia (que no es mi caballo, que es amazing): las puertas lunares.

This is my gate. My gate is amazing...

Las puertas lunares son portales que se abren normalmente cerca de las grandes urbes de Britannia cuando las lunas se alinean (¿véis?  hace como 200 entradas que dije que eran importantes). Son portales parecidos al que me trajo hasta aquí, sólo que se limitan a conectar lugares en Britannia. Cada lugar tiene asignada una fase de la luna principal que indica en que lugar del mundo se abre el portal, siendo la fase de la segunda luna  la que indica el destino del portal. Al final esto hace que cada portal sólo tenga unos pocos destinos. Con un poco de paciencia se puede crear el mapa de conexiones... pero es mucho más divertido saltar al vacío. Así que me dediqué a ver a qué nuevos sitios me llevaban los portales saltando en ellos de forma aleatoria.

La primera parada fue Jhelom, la ciudad del valor y de los guerreros, situada en una isla. Una fortaleza en la que me esperó sorpresa que a estas alturas del juego era inesperada: no fui capaz de encontrar la runa. El altar del valor se encontraba en una isla vecina pero sin que yo pudiera ir hasta allí, y un tal Nostro sabía de la runa, pero no fui capaz de encontrarle. Pues nada, vuelta a coger el expreso lunar.

¿Has oído hablar de lo que es la lógica circular?

Siguiente parada: otra isla, la ciudad de Skara Brae, hogar de la espiritualidad y de los montaraces. Me dió la bienvenida un tal Shamino que era enrolladete, pero al ofrecerle unirse a mi fiesta me dijo que no tenía suficiente experiencia. Como si algún número arbitrario limitase mi crecimiento personal y también limitase el tamaño de mi grupo. Esta ciudad tenía un montón de habitantes que de alguna forma me sonaban. Dos escritores, Dickens y Shakespeare, dos maestros, Buddha y Emerson, mucha gente buscando la luz, como Michelangelo, y un Ankh. Si, un Ankh. Como ya tengo experiencia con esto, me decidí a hablar con él. Y fue lo mejor que pude hacer ya que sabía dónde estaba la runa y el altar. La runa, en el tesoro personal de Lord British. Por fin una que está protegida... lastima que esté al otro lado del mundo. Para el altar me dijo que debía entrar en el portal con dos lunas llenas. El portal de Skara Brae no se abre con la luna llena, por supuesto. Eso sería demasiado fácil. Nadie me dijo nada del mantra, pero me encontré un niño escondido por ahí y ya directamente le pregunté por el mantra. Me sorprende no ir preguntando a todo el mundo por altar, mantra y runa.

Es lo mismo que me dicen las chicas al intentar ligar con ellas...

Siguiente parada: otra isla, el hogar de los magos, la honestidad y la ciudad de Moonglow. Magos. Música para mis oidos. O más bien, agujero para mis bolsillos mientras me dejaba el jornal en reagentes para el hechizo de curación. ¿He mencionado ya lo mucho que odio el veneno?. También encontré a Mariah, otra aventurera que tenía ganas de unirse a mí... con escaso éxito. Por fortuna, en el cofre que tenía delante estaba la runa, así que al menos saqué algo de conocerla. Lo que no encontré fue el altar.

Este juego se burla de mí. Estoy seguro...

Esta es la isla más grande que he pisado. Al explorarla encontré otro de los grandes centros turísticos de Britannia: El Lycaeum, centro de conocimiento de Britannia. Robert y Beth Frasier gobiernan esta región dedicada a la verdad. Con una biblioteca impresionante, magos dispuestos a compartir el secreto de la resurrección con el primer idiota que persigue convertirse en el avatar que se encuentran y el mejor invento de todo Britannia: el telescopio. ¿Y por qué considero el mejor invento algo que se usa para poder ver las estrellas? Porque el que controla el telescopio en vez de utilizarlo para explorar el universo, lo tiene apuntando a un espejo gigante que permite ver el mapa de las ciudades. De TODAS las ciudades. Habitaciones secretas incluidas. No me avergüenza reconocer que lloré.

Casi esperaba post-its indicando a qué horas se cambia la guardia y posibles rutas de escape...

La siguiente y final parada del autobús me llevó de vuelta a Britannia. Como recordaba algo sobre Lord British curandod e gratis de alguna vida anterior en la que quizá muriese, me fui a verle. Y al hablar con él el número arbitrario de crecimiento personal subió. 3 niveles. Ya decía yo que llevaba muchos combates sin que pasase nada. No conté con el ego del rey y su necesidad de ser indispensable. Por capullo, y gracias al mapa de su castillo que saqué del telescopio, le asalté el tesoro para pillar la runa de la espiritualidad. El adivino me dijo que ya podía convertirme en uno con la virtud del valor... claro, con la única de la que no tengo runa ni forma de llegar al altar. Tanta ayuda me hace sentirme abrumado.

Creo que Lord British mantiene el nivel de sus subditos artificialmente bajo para evitarse problemas. Well played, good sir. Well played.

En fin, hora de darle caña a esto de convertirse en el avatar...

To be continued...


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