miércoles, febrero 13, 2013

Un poquito de compasión

Ok. Si no me he enterado mal, mi objetivo es convertirme en el tío más enrollado del planeta. Y no precisamente a base de ir paseando por la calle al ritmo de los Bee Gees. Supongo que lo suyo sería empezar a pensar en cómo puedo ser más de todo. 
- ¡Ey, Lord British! ¿Cómo me convierto en la personificación del sacrificio (preferiblemente sin sacrificarme)? 
- ¡Conviértete en el Avatar!
- Ya, pero... ¿cómo hago eso?
- ¡Convierte en la personificación de las virtudes!
- Que si, que si. Que ya me has dicho eso. ¿Cómo me convierto en la personificación de una virtud?
- ¡Convierte en el Avatar!
-...
-...
- Capullo...

Ya podrías compadecerme tú un poco y decirme qué demonios tengo que hacer...

Bueno, al menos ahora ya tenía algo que hacer. Para no irme muy lejos, me acerqué a Britannia, la ciudad dedicada a la virtud de la compasión y el centro cultural de ... Britannia (esto es confuso...), hogar de bardos, artistas y en general cualquiera que tenga al alcance de su móvil un grupo de abogados dispuestos a demandarte por infringir su copyright. 

A la entrada de la ciudad me paré a hablar con un guardia, pero, al igual que el resto de gente que tiene un trabajo en este mundo, su habilidad social rozaba el cero absoluto. Eso no me impidió hablar con todo aquel que se cruzaba en mi camino. Es una de las principales cualidades de Sosa... este... Britannia que me encantan. En mi tierra natal, ir por la calle intentando hablar con todo dios probablemente habría hecho que me encerrasen una noche en el calabozo. Es más, aquí las convenciones sociales son mínimas (lo que hace aún más inexplicable la escasa conversación de los curritos), ya que no hace falta ni saludar ni formar frases coherentes. Con decir cosas como NAME, JOB, HEALTH o LOOK, la gente te suelta unos discursos que pa qué.

Hay gente que tiene trabajos muy raros...

Mi primera parada fue la armería. Allí conocí a un picante dama llamada Pepper con más bien poca conversación. También conocí a un luchador borracho llamado Joe. Tras invitarle a una copa, Joe me soltó que la piedra amarilla estaba en la mazmorra Despise. Erm... pues vale... ¿Debo responder que el gorrión azul ha dejado el nido? ¿Han cambiado la contraseña para esta semana?. Tras sacar nada en claro de la tienda salvo que con los míseros 300g que tenía no iba a comprar nada más que telarañas, abandoné el lugar para ir al edificio contiguo. De camino me encontré un mendigo y como soy una persona de buen corazón, y no busco para nada subir alguna estadística oculta que mida como de sacrificado o compasivo soy, le dí 10g. Para mi sorpresa, el mendigo resultó ser algo más que una máquina tragaperras que me sube la virtud un pobre hombre desesperado, sino que parecía conocer bastante de la ciudad. O al menos sabía que tenía que preguntarle a Pepper acerca de la runa de la compasión... que no tengo ni idea de lo que es, ni para qué sirve. Sólo sé que lo quiero (¡ja! ¡en tus virtudes no hay nada sobre ser avaricioso! ¡chúpate esa Lord British!).

Os presento a Beggar McBeggar, hijo de Beggar. De profesión mendigo profesional.

Al preguntar a Pepper sobre la runa, me dijo que se encontraba al final de un pasillo en esa misma ciudad. ¿Ya está? ¿Sin trampas ni nada? ¿No la tiene un dragón o algo? Empiezan a quitarseme las ganas de buscarla, ¿eh?. Me dirigí al edificio contiguo, esta vez sin pararme a hablar con los pordioseros de la calle (aunque sí a darle limosna, casi puedo ver mi barra de compasión llenándose). Resultó ser Britannia Manor, la posada local. Dentro me encontré lo que parecía ser una convención de Joes. Un montón de luchadores borrachos, llamados Joe, que no hacían más que hablar sobre piedras amarillas. Empiezo a pensar que sí que hay algo maligno en esta tierra y ha vuelto a todo el mundo idiota. También conocí a Mentor, un pastor que había escapado de Magincia justo antes de que esta fuera destruida por el orgullo de sus habitantes. Hubiera escuchado más de la triste historia de Mentor y lo humilde que era, pero un objeto brillante al final del pasillo me llamó la atención... y efectivamente, la runa de la compasión se encontraba al fondo de un pasillo... el de la posada... a la vista de todos... mejor no comparo esta "runa mágica" con el resto de piedras del lugar. 

La gente deja sus runas en los lugares más insospechados. Si yo os contase lo que me he encontrado en los baños de mi facultad...

La siguiente parada fue el bar. Aparte más Joes (seguro que sería un acto de compasíón acabar con su vida), conocí a un bardo llamado Cricket que tenía más bien poco interés en hablar conmigo. Aproveché par comprarle algunas raciones al vendedor de bebidas... y descubrir que el vendedor de comida de enfrente las vendía mucho más baratas... ¿sabes que estaba justo delante de tí y que si hubieras dicho que vendías más barato te hubiera comprado a tí? ¿os repartís el botín y por eso te has callado cual p... chica de afecto negociable? Un paseo por el parque de Britannia me llevó a conocer a un pastor que estaba a cargo de pasear a los niños. No sé que clase de crimen había cometido, pero creo que no quiero ese castigo para mí. Los niños eran aspirantes a guardia o Joe, pero al menos estos tenían una frase útil en su repertorio: Cricket sabe el mantra de la compasión. Sigo sin tener ni idea de que es todo eso ni para que vale, pero es la única cosa que Cricket me contestó sin mandarme a paseo. El mantra de la compasión es MU! (las vacas son muy compasivas aparentemente).

Es MU... ¿que tal si me ahorras el viaje hasta Cricket y me lo dices directamente ya que estas tan enterado? Malditos niños...

El único rincón que me quedaba por descubrir aparte de la enfermería era la isla donde el bardo Iolo y su novia Gweno entretenían a los niños. Conversando con Iolo resultó que el tío era muy majo y me cayó bien así que le invité a unirse a mi búsqueda, pero a pesar de nuestra inmediata conexión se negó. Como si fuera de la misma clase que yo... de los que prefieren quedarse en casa leyendo un buen libro, viendo una buena peli o apalizando noobs al Lol. Aún así, algo me decía que sería canon importante en el futuro. De la enfermería poco que contar, salvo que un enfermo no hacía nada más que balbucear algo sobre unos orbes mágicos y que un mendigo (¿mendigo? ¿dónde? ¡Mío! ¡Mío! ¡Dejadme que le de todo mi dinero!) cojo (espero que dé doble puntos) en Serpent's Hold sabía más del tema. 

Mentiroso... Además autodescalificado en la carrera por ser el más honesto

Alguien mencionó algo sobre que el altar de la compasión estaba al este tras pasar dos puentes. Ni la más remota idea de para qué puede servir, pero dado que no tenía nada mejor que hacer, me fui a hacerle una visita. El camino fue largo y lleno de orcos, ladrones y demás. Me sorprende que haya tantos monstruos por las tierras. No por lo que me dijo Lord British de que ahora era una zona de paz, sino porque cada uno dejaba un cofre con muchas muchas monedas y además caían como moscas ante mi temible... erm... honda. Sólo digo que al ritmo al que aparecen, vivir de cazar monstruos es bastante más sostenible que ser tendero o guarda. Bueno, he de decir que me sentí impelido a no matar a muchos de ellos porque se dieron a la fuga en mitad del combate y estoy seguro de que algún código de caballería absurdo ve mal atacar a gente que huye o a criaturas no explícitamente malignas como animales del bosque.

Y cuando aprenda a dominar el disparo en diagonal seré imparable... MUHAHAHAHA... uy... no... que tengo que ser humilde... erm... y no seré el mejor porque seguro que hay alguien más fuerte y eso...

Finalmente llegué al sitio del altar y sentí mucha compasión. Me compadecí mucho del que pagó al decorador de exteriores por un trabajo tan sumamente deprimente. El caso es que me puse a meditar en el altar con el mantra que me había enseñado Cricket: MU!... No funciona. Y no podía meditar de seguido porque... erm... ¿demasiada meditación te vuelve ciego y hace que te salgan granos? El caso es que tuve que ir a darme un paseo y volver antes de poder meditar otra vez, esta vez sin pronunciar el ! del final, es decir: MU. Y funcionó... tras tres veces meditando (ahora que veo el mundo como una vaca creo que me voy a hacer vegano). Mi insistencia se vio recompensada con una visión... que no tengo ni idea de lo que significa. 

Sólo el que salte de la cabeza del león probará su valía...

Sin nada que hacer, decidí volver a Britannia pero la calamidad acechaba sobre mí, y al pisar unas marismas... ¡envenedado! ¿Podrá sobrevivir nuestro héroe a esta temible trampa? ¡Lo veremos en el proxímo ultima-capítulo, a la misma ultima-hora, en el mismo ultima-canal!

To be continued...

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