domingo, febrero 10, 2013

Llegando a Britannia

Había pasado una mala temporada. Parecía que todas las desgracias que podían ocurrirme se habían acumulado en un corto período de tiempo. Destaco entre ellas que se estrenase Driver (y pagase por verla) y que se me cortase la conexión a internet durante una semana. Tenía que despejarme un poco (y hacer tiempo a ver si venía el técnico de mi compañía telefónica), así que salí a dar un paseo por un parque cercano. Mientras paseaba, oí un ruido muy raro. A pesar de su naturaleza extraña y sobrenatural, algo me arrastró a comprobar qué era. Una luz azul emanaba del centro de un círculo de piedras. La luz era cegadora, pero justo antes de se apagase pude ver algo caer, algo pesado por el ruido que hizo. Me acerqué y descubrí un pequeño amuleto con forma de ankh, un mapa de una tierra que no reconocía y un libro, La historia de Britannia por Kyle el joven. De repente empecé a oír una música. Me dirigí hacia ella y al pasar una colina descubrí una feria medieval. Me extrañó mucho encontrarme aquella feria. Estaba muy enterado de cuando se celebraban este tipo de convenciones y no tenía noticia de que se celebrase ninguna en aquel momento, y menos tan cerca de mi casa. Hacía tiempo que tenía ganas de ponerme mi último cosplay de Berserk... bueno, otra vez sería. Me acerqué a la feria y paseé un rato entre la gente. Me llamó la atención el carromato de una adivina y una fuerza extraña me empujó a entrar y pedirle que me leyese el futuro: la sana intención de ridiculizar a aquella señora cuando intentase conectarme con mi abuelo fallecido o decirme que iba a encontrar el amor de vida al cruzar la calle. Pero mi plan falló. La gitana me tiró las cartas y me hizo preguntas incómodas. No sé si fue el incienso o el vapuleo al que fue sometido mi sistema de valores, pero caí inconsciente. Cuando desperté ya no estaba en *cof*d, provincia de *cof**cof* (jo, que tos más tonta). Ni siquiera estaba en la tierra. Así es como volví a Sosaria.


Y así es como comienza nuestra aventura. Lo primero que voy a comentar es que tanto el mapa (de tela), como varios libros acompañaban a la versión física del juego. Casi me extraña que no tuviera también un ankh. Y todo eso en la edición normal. Me río yo de las ediciones especiales de hoy en día y sus vídeos con comentarios...


El bestiario es incluso mejor que el de muchos juegos de rol... ¡Y lo monos que son los dragones del mapa!

Ya mencioné en la introducción que este juego es un punto de referencia en la historia de los videojuegos. Si las anteriores entregas habían revolucionado el panorama técnico con el uso de los tiles para generar mundos más grandes y una implementación muy buena de un sistema de combates para grupos, Ultima IV destaca en los aspectos narrativos. El primer indicio se puede ver en el vídeo. La creación de personaje no es al uso, con una pantalla en la que se tiran "dados" para generar los atributos mientras se elige raza y clase. En Ultima IV, se nos proponen una serie de preguntas filosóficas (o éticas) para definir a nuestro personaje. Según las respuestas que hayamos dado, se nos asigna una clase. En realidad es algo más simple, ya que cada pregunta está atada a una virtud, de tal forma que las preguntas sirven para quedarnos con solo una, estando cada clase atada a una virtud. Hasta entonces jamás se había utilizado algo así. No parece una gran revolución, pero este sistema rompe lazos con cualquier cosa que se usase antes tanto en videojuegos, como en rol en papel. Pero la verdadera revolución llegará en unos instantes. Mientras, y por si tenéis curiosidad, os dejo aquí la lista de respuestas que he ido dando (he intentado contestar de verdad y no forzar ninguna clase) y su resultado: Valor - Compasión - Espiritualidad - Honestidad - Valor - Compasión - Compasión (Clase: Bardo).

Cuando desperté el cielo se encontraba iluminado por la pálida luz que reflejaban las dos lunas que colgaban del mismo. Me encontraba al pie de las murallas de una ciudad medieval que no alcanzaba a reconocer. Un letrero, escrito en runas que hubieran debido confundir al más erudito profesor de historia nórdica, me avisaba que me encontraba al lado de la ciudad de Britannia [varía para cada clase, hay al menos 8 ciudades, cada una también atada a cada virtud]. Con todo eso ya podía estar seguro de que había vuelto a Sosaria. 

Sí, las lunas colgando del "cielo". Así es como llamo a la barra esa azul de la parte superior de la pantalla...

Pensé en adentrarme en la ciudad, pero sabiendo donde me encontraba y que la gitana me había aconsejado hablar con Lord British, me aventuré hacia el castillo del rey. Por el camino, le eché un ojo al libro de historia. Al parecer, después de la derrota de Exodus, el mundo se quedó completamente desfigurado. Las montañas crecieron y desaparecieron por doquier, el agua se retiró e inundó nuevos parajes, la mayoría de las tierras se juntaron en un sólo continente... Para sobrevivir a tanto cambio, Lord British convenció al resto de regentes para unirse en un imperio bajo su mando (me imagino que los convenció "pacíficamente" con el viejo método del garrotazo en la nuca), y cambio el nombre del mundo de Sosaria a Britannia [por desgracia, no es una coña. Es la música que suena en entregas posteriores de la saga cuando estas en presencia de Lord British. Que es americano, por cierto].  

¿De verdad necesitaban poner que era la cocina en letras gigantes en la pared? ¿No la identifican por los cocineros, los hornos y el olor a cerdo asado?

Al llegar al castillo me encontré con varios guardias a los que no pareció importarles lo más mínimo que un tío en armadura de cuero y con una honda en la mano entrase en el castillo. Intenté hablarles de las maravillas de utilizar lo que tienen encima de los hombros, pero eran más bien poco receptivos a mi conversación. Al menos me avisaron de que Lord British se encontraba en la segunda planta del castillo. Me dirigí allí de inmediato parándome a hablar un poco con Chuckles, el bufón real, y los cocineros, pero no parecían mucho más interesados que los guardias en conversar. ¡Lord British ha conseguido la perfecta utopía de trabajadores totalmente centrados en su trabajo! ¡Sin perder tiempo en mirar Facebook o twittear que están haciendo sus necesidades en el baño!. Cada vez me picaba más la curiosidad de saber qué problemas acechaban este paraíso idílico. Y mi respuesta no se hizo esperar cuando me encontré frente a frente con Lord British.

Erm... ya veo... es sólo todo el mundo copiando el ego de su regente y su necesidad de escribir obviedades en la pared...

Y la respuesta es: ninguno. Espera... ¿qué? ¿Cómo que no tenéis problemas? ¡Vais a tener un héroe muy cabreado por perderse a Chicote y su Pesadilla en la cocina para hacer nada!. Resulta que después de haber pasado un cataclismo y haber unido todo el planeta bajo un mismo rey todo les va estupendamente. Las ciudades han prosperado, el comercio circula libremente por todo el planeta y los monstruos más peligrosos están atrapados en sus guaridas, cuevas y mazmorras. Pero entonces... ¿qué demonios hago yo aquí?. Bueno, todo es perfecto. Tan perfecto, que los habitantes de Britannia se han empezado a plantear que ellos no son tan buenos como su mundo y que quieren legar a su descendencia la posibilidad de mejorar. Y para ello, Lord British ha empezado la búsqueda de aquél que pueda ejemplificar lo mejor que hay en todas y cada una de las personas. Un hombre o mujer que sirva de ejemplo yguía moral para todo el mundo, dándoles un propósito. Un avatar, la personificación perfecta de las 8 virtudes morales que rigen el sistema de creencias de Britannia.

Creo que no puedo recalcar lo suficiente lo revolucionario de este argumento. El objetivo de Ultima IV no es acabar con un mal que amenaza algo (ya sea secuestrando a la típica princesa o queriendo conquistar/destruir el mundo). El objetivo del juego es convertirse en la personificación del sistema de creencias de los habitantes de Britannia, en su mesías. Nadie había hecho nada parecido hasta entonces, limitándose a los argumentos habituales del género. A día de hoy, no hay tanta gente que lo haga de hecho, pero al menos sirvió para abrir bastante el abanico de argumentos de los juegos de rol. Ya veremos que tal les salió el experimento sin embargo...

¿En serio? Creo que esto ya es pasarse un poco...

Lord British me explicó que para convertirme en "El Avatar"(tm), debía convertirme en el adalid de cada una de las 8 virtudes: Humildad, Espiritualidad, Compasión, Valor, Honor, Justicia, Sacrificio y Honestidad. Además, una vez me convierta en la personificación de todas las virtudes, deberé entrar al Abismo Estigio y encontrar el Códice de la Sabiduría Infinita (por el nombre debe ser Eldar, no estoy muy puesto en lo que vende Games Workshop ahora mismo...). Sólo así podré devolver la esperanza al pueblo de Britannia. Je.. sin presión, ¿eh?

To be continued...


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