miércoles, febrero 20, 2013

La justicia no es ciega... es idiota

¡F@C%·"%CDS!"$%&! Odio la naturaleza. En especial odio los pantanos. O los cofres con trampa. O a los magos. ¿Qué tienen todas esas cosas en común? F@C%!N8 veneno. Pero estoy adelantando acontecimientos. Después de mi frustrado intento de entrar en ese altar desconocido pero que tenía que ser el de la justicia, me dediqué a indagar un poco por los alrededores, especialmente en el bosque cercano. Y ahí es donde encontré la ciudad de los druidas: Yew (¿añadimos racismo a la lista de virtudes de Lord British?).

 "Fácil" de encontrar... ¿donde está Google Maps cuando lo necesitas?

Yew es la ciudad en la que residen los druidas y el hogar de la virtud de la justicia. Los druidas están dirigidos por Talfourd, sin ningún título en especial pero es el tipo que se sienta en el trono con la palabra JUSTICIA detrás en letras gigantes. Supongo que con eso vale. El resto de druidas se dedican a hacer lo que más les gusta: esconderse en la selva que tienen rodeando los edificios. Porque sí, nada mejor que rodear tus edificios de bosque impenetrable que no te deja ver. Ya sé por qué Lord British pudo unir tan fácilmente a todo el mundo bajo su mando...

Aparte de un montón de gente llamada druida, el nombre más común de la ciudad, me encontré alguna gente curiosa. Calumny, un mago muy capaz que me enseñó el arte del hechizo de rapidez. Frida, una pobre mendiga que pedía dinero para su niño. Otra máquina de producir compasión. Y finalmente, el niño más interesante de los que me he encontrado hasta ahora: Tapón. Decía trabajar para un tal Dr. Jones que estaba en alguna aventura. Sonaba bastante divertido pero el mocoso no me dio más detalles. Supongo que en este mundo los abogados no persiguen infracciones de copyright porque no sé que hace este chaval merodeando las calles de la ciudad dedicada a la justicia...

Si le voy a escribir, sí... un "Cease & Desist"

Pero vamos a lo que importa: altar, runa, mantra. Uno de los druidas comando escondidos en el bosque me confirmó mi sospecha de que el altar que había visitado era el de la justica. Otro me comentó que para averiguar el mantra debía escuchar a los druidas cantar (será un hechizo para provocar la lluvia). Finalmente, el propio Talfourd me dijo donde estaba la runa: en la carcel junto a un preso. Pues muy bien, hombre. ¿Qué lugar más seguro que en la celda de un loco peligroso? Total, ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿que escapase y le diese por volar el altar o algo?. Idiotas. Este mundo esta lleno de idiotas.

Lo peor del juego de encuentra el tesoro este es que ni siquiera lo ponéis especialmente difícil... perros...

En fin, entré en la cárcel y al hablar con el guarda me preguntó si había cometido una falta o un delito grave. Como no recuerdo haber matado a nadie que no se lo mereciera todavía (la noche es joven), le dije que falta. No me convenció la sugerencia sobre  qué celda debía ir. Volví a hablar con él y le comenté que un delito grave. Si hubiera hecho falta hubiera escupido en el ojo al propio Talfourd. Me comentó que la celda de la derecha era la mía. Dentro se encontraba un hombre villano feo y asqueroso poco comunicativo llamado Vorpal. En serio, ¿quién es el genio que tuvo la idea?. El caso es que no quiso entablar conversación. Ni siquiera cuando me interesé por sus tatuajes de elefantes comiendo enanos que seguro que tenían una historia interesante. En fin, le ignore y me puse a registrar la habitación. No pareció molestarle hasta que encontré la runa, momento que aprovechó para atacarme. Pos desgracia para él, el guarda era tan efectivo registrando a sus huéspedes como comprobando que de verdad han cometido algún delito. 

No hay justicia para los malvados...

Me faltaba el mantra, así que registré un poco más los arbolicos hasta dar con una rave privada que se habían montado tres druidas. Uno de ellos una chica. No deben ser tan idiotas después de todo. O bueno, quizá sí, visto lo que pasó. Hable un poco con la chica, que resultó llamarse Janna. Dijo algo sobre defender la verdad, el amor y la justicia y ahí vi mi oportunidad. Años de convenciones frikis me han enseñado a tratar a las cosplayers. Con un poco de labia conseguí camelarmela para que dejase tirados a sus dos colegas y se viniese de... aventuras. Además nos cantaron una canción cuando no íbamos que dejaba bastante claro que el mantra de la justicia es BEH. Pringaos.

Oig, Janna, cariño... ¡qué cosas dices a veces!

Con todo hecho, Janna y yo volvimos al altar dispuesto a "meditar" tan fuerte que íbamos a romper todas las rocas del altar. Por desgracia ella pensó que era literal. Me quedé tan bloqueado ante el bloque que no supe responder al altar cuando me preguntó sobre qué virtud quería meditar. Ya, idiota de mí. Pero bueno, el mundo es grande y ya habrá tiempo de volver al altar. Rumbo a explorar hacia el este y... ¡¿ENVENENADO?! ¡¿OTRA VEZ?! 

Rumbo a Britannia a que me sablee el sanador local...

To be continued...

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