martes, agosto 09, 2011

Deimar does China (XVIII)

[Previously on Deimar's... esto.]


11/07/2011

¡Último día en Shanghai! (snif, snif, te echaré de menos mi preciosa, bonita, estupenda ciudad que es mucho mejor que Beijing). La visita de hoy será a la concesión francesa, la zona donde estuvieron los franceses cuando Shanghai era disputada por alemanes, ingleses y franceses y que dicen que es de estilo europeo (ante lo que yo pregunto, ¿más que el Bund?).


Cogemos el metro, pensando en lo mucho que vamos a disfrutar cuando no necesitemos 24 monedas de 1 yuan para cogerlo y vamos a la zona donde según hemos leído empieza la concesión francesa... y faileamos miserablemente. No conseguimos encontrar la zona "bonita", pero a cambio nos metemos en un parquecillo (con la habitual gente bailando) con lago incluido y llegamos a la zona "pija" (y céntrica, que lo sabemos porque hay un Zara). La verdad es que esta zona, pese a no ser la más bonita y de la que hablan las guías de la concesión francesa, no está nada mal. El único problema que tiene es que es una sucesión de centros comerciales al más puro estilo europeo (tiendas incluidas).

Aunque la zona sea de corte europeo, se pueden ver cosas muy chinas. Como a esos dos llevando un tronco en un sidecar...

Entre que nos perdimos, y que estuvimos andando un buen rato, al final perdimos toda la mañana sin conseguir encontrar lo que andábamos buscando. Sin embargo, el paseo me da la oportunidad de hablar de un hecho arquitectónico curioso de la ciudad <modo Ted Mosby on> (¡NOOOO! ¡Que Ted Mosby es un sopas!). La mayor parte de las carreteras principales de Shanghai son elevadas. Muy elevadas. Y la verdad es que cuando sales en autobús o taxi mola ver los edificios de 6 o 7 plantas por debajo de ti. Además no afea la ciudad, sino que le libra un poco de los molestos ruidos de las autopistas (aunque supongo que al que tenga el piso literalmente al lado de la autopista no le hará tanta gracia).

Y esto viene a colación porque nos perdimos tanto que tuvimos que cruzar calles por sitios un tanto curiosos...

Mirando la guía, descubrimos que el restaurante de Mao está por aquí cerca, así que nos vamos a comer ahí para compensar que no le vimos el gusiluz. Cuando ya estábamos sentados y habíamos pedido, los que habían leído la guía contaron que este restaurante había ganado varios premios de cocina. Concretamente, varios años seguidos el premio a la mejor cocina picante. Mis órganos digestivos juraron venganza en ese momento contra los ocultadores de información, pero he de decir que una vez le aclaramos a la camarera que no queríamos picante (y que saliese corriendo a la cocina a parar al cocinero), la comida estaba bastante buena. Salvo por unas bolitas de arroz que pedimos, que no solo no sabían a nada, sino que además tenían una textura de chicle. No pidáis bolas de arroz, en serio, son horribles.

Por cierto que, aparentemente, esto es lo que nos perdimos...

Root lleva todo el viaje en modo turista americano. Prácticamente nos ha llevado a ver todo aquello que en alguna guía encajaba con la plantilla "el _____ más _____ del _____________". Por ejemplo, la estatua del buda tumbado en exteriores más grande del mundo (lo que nos inspiró a intentar crear nuestro propio monumento llamado "la montaña de mochilas con sombrero chino puestas mirando al este con 4 mochilas de base y una de ellas azul más alta del mundo"). En este caso, le tocó el turno a arrastrarnos a ver el puente más algo (¿blanco? ¿elevado? ¿lleno de palomas?) del mundo que conduce a los restos de la exposición universal de 2010.

Esta es la mejor foto que pudimos sacar del puente. Eso sí, es muy muy grande y muy muy alto.

El problema que teníamos era que eso está a tomar por saco, así que nos tocó volver a dividirnos en dos taxis. Quedamos en vernos en el pabellón chino de la expo y nos fuimos cada grupo por un lado a ver si teníamos suerte. Conseguimos un taxi, y, aunque nos costó un poco comentarle que queríamos pasar por el puente, al final el tío nos hizo caso y nos llevó por el mismo... sólo para descubrir que es una autopista con escasas salidas que además al cruzar al lado de la expo se aleja de la misma. Le hacemos parar y que nos lleve a la expo para ver si nos reunimos con nuestros compañeros rápido porque andábamos cortos de tiempo. Y descubrimos que a nuestros amigos se los han llevado de paseo a la zona de rascacielos (que no pilla cerca de la expo precisamente). ¡Bieeeeeeeeeeen! Total, esta ciudad me gusta tanto que apenas me voy a cabrear si perdemos el tren (fraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaak!!).

El pabellón chino en todo su esplendor (especialmente porque de los demás pabellones no quedan ni los cimientos). Todo el fandom estaba mucho más adelante sin embargo...

Esperamos a que lleguen, y mientras estamos por ahí empezamos a notar algo raro de la gente que sale del pabellón. Lo primero que nos llama la atención es  que vemos a bastante gente llevando katanas. Lo segundo que nos llama la atención es el sospechoso rubio vestido de negro y naranja, con una bandana en la cabeza que tiene un símbolo en espiral. Finalmente, nos da por levantar la vista y ver la enorme estatua de Bumblebee que está a la entrada del pabellón. Sí, señoras y señores. El expomanga chino coincidió con nuestra visita. Por alguna razón, me resulta extremadamente gracioso ver a tanto chino vestido de personaje japonés (porque, antes de que algún frikazo lo mencione, no había nadie haciendo cosplaytransformer). Y en cuanto llegaron nuestros colegas, tocó correr a coger otro taxi y llegar al tren. Por otra parte... ¡es el último tren nocturno que cogemos! ¡Yay! ¡Y sólo son 20h de tren! ¿FUN?

Ya llevamos un rato largo utilizando el método Root  (tm) de transporte de sombreros chinos...

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