sábado, agosto 06, 2011

Deimar does China (XIV)

[Previously on Deimar's... esto.]


07/07/2011

4 horas de sueño, diarrea matutina (de nada, sé que os gustan estos detalles)... esto ya se parece más a mi plan habitual de viaje. O a mi plan vital. Como es nuestro último día en Beijing, y queríamos pillar a gente haciendo Tai chi en plan todos moviéndose a la vez y eso, madrugamos y salimos temprano hacia el parque más grande que pudimos encontrar en el mapa.


Resultó que el parque más grande es uno que está al oeste de la Ciudad Perdida, pero por más que lo intentamos no conseguimos entrar de ninguna manera. El primer intento resulto ser un puesto militar, el segundo una escuela privada, el tercero prometía pero era un jardín privado. Habíamos empezado en Tiananmen y para cuando nos dimos cuenta ya estábamos en el lado de  norte de la Ciudad Prohibida. La parte buena es que ahí se encuentran los llamados jardines del emperador (por supuesto, parque de pago... como todos de hecho).

Un vídeo que se me olvidó poner en la segunda entrada de Beijing... Eso no so unas cintas pegadas a la raqueta, es una pelota...

Básicamente, es el mismo rollo que en los jardines del Templo de los Cielos, pero añadiendo que a estas horas de la mañana se juntan para hacer coros (recomiendo a todos los productores de Glee que lean esto que vayan a China a coger nuevos talentos) y señoras con cintas de gimnasia rítmica (seriously, la cantidad de gimnastas retirados en este país debe ser enorme...).

¡Quiero un reality sobre flashmobs a la de ya! ¡Internacional además!

Desayunamos por la zona y nos fuimos a pasear por la zona de lagos de Beijing. Es muy muy bonita, pero lamentablemente no tuvimos mucho tiempo para disfrutarla porque queríamos ir a ver al gusiluz... erm... digo... el mausoleo de Mao, que se encuentra en Tiananmen y cierra muy pronto (como a las 11, y no vuelven a abrir).

Por otra parte, descubrir que la Ciudad Prohibida tiene un foso tan grande mola bastante. Los emperadores le tenían aún más alergia a la gente que yo.

Para variar tuvimos el problema de encontrar taxis que nos llevasen desde donde estábamos hasta Tiananmen. El grupo que menos-mola  consiguió el suyo más o menos rápido, pero a nosotros nos costó algo más. Salimos, con pirula incluida pero a estas alturas uno ya está curado de espanto, y el malvado taxista nos debió poner gas somnífero porque caímos todos de forma casi inmediata. Aunque yo no estuve lo suficiente como para librarme de tragarme el atasco (el resto de mi grupo hizo un bonito teleport without error sin embargo).

Y este lago está en mitad de la ciudad... seriously, esta ciudad se gigantesca.

Bueno, venga, venga, que aún llegamos. A las 1045 nos bajamos del taxi en Tiananmen y nos reunimos con los otros. A ver si descubrimos cual es el edificio del mausoleo. Resultó ser el edificio central de Tiananmen, ese que tenía una cola que daba la vuelta a la plaza. No, en serio, la cola daba la vuelta a la plaza. La plaza más grande del mundo. Un kilómetro de largo... ¡Frak Mao! Espero que además nos librásemos de ver su... erm... "martillo" conservado en formol (al estilo ruso con Lenin).

Ya nos iba quedando menos tiempo para disfrutar del día, así que salimos a hacer algo que todavía no habíamos hecho en todo el viaje. Ir de compras. Para ello, nos fuimos al conocido mercado de la seda. A ver, el mercado de la seda no es más que un mercadillo gigante metido en 4 plantas de un edificio, pero no deja de ser un mercadillo, puestos incluidos. Como cada uno quería comprar alguna cosa, decidimos separarnos durante una hora. Como yo no quería comprar nada, me recorrí los cuatro pisos a ver que encontraba. Mi infierno personal no debe ser muy diferente a esto.

El sitio está hasta arriba de gente. Pero no son clientes, no, son casi todos vendedores. Cada puesto tiene además del propio vendedor, gente cuya única misión creo que es la de asaltar turistas que pasan por allí. A mi me agarraron varias veces al pasar para que les prestase atención mientras intentaban venderme algo. A ver, señora, si estuviera interesado, lo habría mirado al pasar, no hace falta que me clave las uñas. Sólo voy de compras cuando tengo más o menos claro lo que quiero comprar, y suelo ignorar el resto. Es por ello que tarde más bien poco en recorrerme las cuatro plantas, y como aún tenía tiempo, me dedique a seguir paseando. Mi cara a esas alturas debía ser de muy pocos amigos y la verdad es que directamente ignoraba a todos los dependientes, hasta tal punto que una chica exasperada ya me soltó un "¿sedas? ¿corbatas? ¿pero tú vas a querer comprar algo o qué?". En ese momento decidí que los 40 grados de la calle no eran tan malos.

Cuando nos volvimos a reunir, comparamos (bueno, compararon) el botín adquirido y los precios. Salió perdiendo Root, por mucho. A ver, ya he dicho que hay que regatear en casi todo (incluso en el agua). Partiendo de la base de que los precios en el mercado de la seda no son más baratos que en el resto de tiendas, y que tampoco tienen material exclusivo (la ventaja que tiene es que está todo junto), además por ser turista te van a inflar los precios. Pero lo que hay que tener en cuenta es que no te están timando y no puedes cabrearteposiblemente el choque cultural más grande. Dicho esto, el precio real de casi todo lo que te ofrecen es diez veces menor del que te van a decir. Ah, y no hagáis un Root y empecéis a regatear poniendo el precio que estáis dispuestos a pagar, hay que dar uno bastante menor.

Pero a cambio de pagar más del doble de lo que costaba consiguió este ajedrez chino. Sabemos que costaba al menos el doble porque más tarde se compró un segundo juego cuando lo encontró a la mitad en otra ciudad que visitamos. Por cierto, soy el campeón invicto de ajedrez chino (ja!, sakers!!)

Y nos despedimos de Beijing y su capa de mierda cogiendo el tren bala a Shanghai. Algo más de cuatro horas a 340 km/h de media (por supuesto, todos sobadísimos, incluido yo, al menos por un rato). Estaría mucho mejor si el cateto que puso el tren de alta velocidad hubiera tenido en cuenta que no debería tener 400 paradas (ríete tú de que el AVE en España pare al lado del chalet del alcade de turno, puros aficionados comparados con los chinos...)

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