Deimar does China (VI)

[Previously on Deimar's... esto. Sí, sí, las fotos de hoy también son de Kaiser... asumid que las del resto de artículos también lo son y así dejo de ponerlo en cada entrada. Por cierto aviso que la historia de Mianshan ha sido añadida al diario una vez he tenido acceso a internet :p]

29/06/2011

Primero una cosa que quiero comentar... ¡Hoy no he perdido nada! ¡Yay!

He alabado el hostal, pero admito que son muuuuuuuuy lentos trayendo el desayuno. De hecho son tan lentos que pese a que habíamos ido a desayunar con amplio margen sobre la hora a la que teníamos que coger el autobús, salimos con 30m de retraso. Excursión de hoy: ¡Mianshan! (hoy debo estar happy happy o no me explico tanta exclamación).

China - Día 4

Mianshan es una montaña (pista, shan es montaña, y su símbolo es un middle finger) cuya historia se remonta a hace 2500 años. Por aquel entonces, China estaba divida en muchos países, y el príncipe de uno de ellos fue exiliado a la montaña junto a su más ferviente seguidor. Estando el príncipe al borde de la inanición, su vasallo se cortó un trozo de carne de la pierna para que el príncipe pudiera comer. Una vez el príncipe se coronó como rey de su país, poco a poco fue olvidando el sacrificio de su seguidor, y este, dolido por la indiferencia de su rey, decidió ir a meditar a la montaña junto con su madre. Dándose cuenta de su error, el rey fue a la montaña a buscar a su fiel amigo, pero, tras invertir mucho tiempo sin encontrarlo,  se dio cuenta de que no podía buscarlo debajo de cada piedra o detrás de cada árbol. Así que en un alarde de ingenio digno de los amantes de Teruel, decidió que la mejor manera de encontrarles era quemar el bosque. Y allá que fue el inteligente chico. Lamentablemente, lo único que encontró cuando se apago el fuego fueron los cadáveres de su seguidor y su madre (¿sorpresa? Para ser justo, la historia no dice que no estuvieran muertos antes de que se iniciase el fuego. Claro que tampoco dice lo contrario...). Aquejado por la pena, el rey instauró en el día de la muerte de su vasallo lo que vendría a ser el día de todos los santos chino. Y ordenó que se construyese una tumba y un templo en la montaña en honor a su seguidor. Con el tiempo, muchos generales y sacerdotes se fueron a meditar a la montaña, y empezaron a construir templos budistas y taoístas en las cavernas y paredes de la montaña.

¡Qué manía tiene esta gente con construir sus templos en montañas!

Por desgracia, durante la segunda guerra mundial los japoneses no dejaron títere con cabeza, lo que incluye los templos. Así que todos los que hay en la actualidad son  reconstrucciones. Existen al menos dos rutas que hacer en la montaña. Una es ver todos los templos que hay a lo largo de la carretera. Por supuesto, esto es China, así que se paga por entrar a la montaña (y ya puedes dar gracias por no pagar en cada templo). Esta zona es un poco semejante a la del puente colgante, aunque los templos son más impresionantes y la vista es mejor. Eso sí, es cuestión de subir escaleras hasta que te hartes. Es muy cansado, pero las vistas son realmente espectaculares.

Vista espectacular random. Se sube muy alto.

La segunda ruta es más "natural". Se trata de un paso entre las montañas que sigue un río rodeado de cascadas que traen el agua desde las mismas. Digo que es "natural" porque el río está plagado de esculturas con forma de dragón, tortuga o pez y algunas de las cascadas han sido desviadas por el hombre para que quedase más bonito, así que puede producir el efecto de parecer algo artificial. Aún así el paseo es interesante.Añado que no llegamos al final porque nos falto un poco de tiempo (estuvimos 2h caminando por el paso, una de ida y otra de vuelta).

Las formaciones naturales con forma de dragón son muy curiosas

Además, Mianshan es claramente un sitio turístico para chinos. Para empezar porque los sitios para comer son claramente de turistas. De hecho comimos en un chiringuito de pinchos (muy buenos) y cosas de puestos. También resulta especialmente llamativo que habiendo bastante gente no viésemos ni medio occidental. También debió llamarles la atención a los chinos ya que no paraban de pedirle a Chik fotos con ella. También empezaron a pedirle fotos a Root (sospecho que porque era el que más barba tenía de los chicos), lo que acabó provocando un pique a ver quién acababa con más fotos. Ganó Chik. Perdí yo que me hice un número rotundo y sonoro de fotos: 0 (ya pillo la indirecta, soy feo y mis posibilidades de ligar con una china son negativas por lo visto...). Además de las fotos, también se nos quedaban mirando fijamente (aunque les devolvieses la mirada, parece ser que es algo muy chino esto), y se reían continuamente cuando te veían. Pero bueno, la verdad es que resulta halagadora tanta atención (¡¡aunque no te pidan fotos los malditos!!).

Como venganza, les sacamos una foto a unos que estaban haciendo el cabra...

En general he visto recomendar más de un día para visitar Mianshan, pero creo que se puede hacer perfectamente en un día aunque a lo mejor es un poco paliza. Recomiendo más los templos que el paso, porque aunque esta bien el paseo por el río, no es muy diferente de ir a ver el Monasterio de Piedra (de hecho, es bastante menos espectacular que el monasterio...). También he de comentar, que este es el pueblo de los abuelos o algo de SS 

Nos volvimos a Pingyao y tras un paseo por las murallas nos encontramos algo que no esperábamos en una ciudad tan tradicionalmente china: una iglesia. La iglesia se encuentra cerca de la puerta este de la muralla. Y cerca de ella nos encontramos con el que parecía el clérigo local. No vestía como un sacerdote, y cuando se nos acercó nos estuvo enseñando lo que parecían ser cartas. Llevando ya unos pocos días en China, decidimos hacer la táctica habitual de ignorarle, pero pensando en lo que nos había enseñado se me ocurrió que quizá el pobre nos estaba pidiendo que se las enviásemos para evitar la censura o algo (pista: no. Segunda pista: Deimar en otra vida quería ser salvador de los desvalidos), así que volvimos a hablar con él. Las cartas eran cartas de recomendación. En concreto, las que nos enseñó eran de curas españoles que hablaban maravillas del señor Li. El buen hombre nos estuvo preguntando por la próxima visita del Papa a Madrid, pero la verdad es que pilló a la clase equivocada de spaniards para eso. Nos despedimos amablemente y nos fuimos a cenar.

Pingyao noodles. No parece muy allá, pero mojados en la salsa roja están muy bien.

Tocó probar otros platos típicos de Pingyao como los tallarines de Pingyao, que no son tallarines, sino una especie de panal de abeja hecho de pasta, y varios platos que combinaban tofu y/o batatas. No estaba mal, pero después de los platos del día anterior era como si James Blunt saliese a tocar detrás de Queen. Vamos, está bien, pero ni de lejos a la altura (sí, me gusta James Blunt. Es parte de mi conversión a total brit, ¿algún problema?). [esto me recuerda... no pidais dumplings en Pingyao. Tras un poco de investigación he comprobado que en Pingyao tienen su propia forma de hacerlos, y no están muy allá]

Cogimos nuestras cosas del hotel y nos fuimos a la estación. Con el aliciente de que el taxi tardó 20m en aparecer respecto a la hora a la que habíamos acordado con la gente del hotel (por si se me había olvidado que soy gafe y que todavía puedo hacer peligrar el viaje). Siguiente parada... ¡Xi'an!