miércoles, julio 27, 2011

Deimar does China (V)

[Previously on Deimar's... esto. Las fotos de hoy también cortesía de Kaiser]

28/06/2011

Este tren nocturno es algo más fail que el anterior. Nos tocó a la entrada del vagón, y estuvimos toda la noche aguantando gente entrando y saliendo en cada estación o yendo al baño, amén de aguantar algo de humo de los fumadores (se puede fumar en el espacio entre vagones). Además, nos encendieron las luces a las 5 de la mañana (no les apetecía que durmieramos o algo). Por cierto, pierdo la funda del móvil durante la noche (estoy que lo tiro).


Llegamos a Pingyao sobre las 6 y pico de la mañana. Pingyao es una pequeña ciudad bastante bonita [de las cosas que más me han gustado del viaje la verdad], ya que la zona dentro de la antigua muralla (reconstruída, como la mayoría del pueblo) ha conservado el aspecto que tenía antiguamente. Patrimonio mundial de la Unesco por cierto.

Primero tuvimos que pelearnos con los taxistas. Habíamos hablado con el manager del hostal en el que nos ibamos a alojar, Bob para más señas (cómo no fiarse de alguien con ese nombre), y en teoría nos iba a venir a buscar. Debimos entenderle mal porque en la práctica lo que pasa es que los "taxis" (poco más que karts de golf) tienen un trato con los dos hostales que se encuentran en la zona histórica (el Harmony y el nuestro, el Zhengjia) y te llevan gratis. Lo del Harmony lo sé porque sin decir nada nos llevaron a ese primero y casi nos alojamos ahí por no fijarnos demasiado en el nombre del hotel en el que nos dejó. Pero una vez nos dimos cuenta nos llevaron a nuestro hostal (a.k.a. nos dieron la vuelta a la esquina, la zona amurallada de Pingyao es muy pequeña).

Nuestro cuco hotel

Bob no estaba cuando llegamos y nos la tuvimos que ver con la encargada. La pobre chica le ponía toda la ilusión del mundo e incluso hablaba inglés (creo). Pero era gangosa. Así que teníamos serios problemas para entenderla (lo que denegeró en cómicas situaciones en las que ninguno quería ir a hablar con ella para pedir el desayuno y esas cosas). Hago un inciso para recomendar seriamente este hostal porque el personal era muy muy amable y competente. Bob seguramente sea el fixer (en el sentido más ciberpunk de la palabra) local porque en cuanto llegó nos organizó los tours a donde queríamos ir y a sitios que no sabíamos que queríamos ver pero que merecían la pena. También nos consiguió billetes para el tren Pingyao-Xian, uno de los más difíciles de conseguir, y además todos juntos en un compartimento (que creo fue la única vez que lo conseguimos). Aprovecho para decir que lo de coger los tickets de tren es algo que ofrecen todos los hostales en los que hemos estado y conviene que te los cojan ellos porque se apañan mejor y tú no pierdes tiempo (y se pierde infinito cogiendo billetes).

Así que la excursión de ese día comenzó por los sitios que no sabíamos que queríamos ver. Era una excursión a dos lugares: el pueblo de Zhangbi y el palacio de la familia Wang. Y no sabíamos de su existencia hasta que nos los recomendó Bob. Primero visitamos el palacio.

El "palacio". Conjunto de patios es lo que lo llamaría yo. La vista es desde la muralla.

El palacio de la familia Wang es una fortaleza bastante grande (sí, uso mucho la palabra, es que si hay un adjetivo que se puede atar a China, es grande) que fue hogar de varios emperadores (os dejo adivinar de qué dinastía). La fortaleza está dividida en dos trozos. El principal y un pequeño fuerte adyacente que se comunica con la fortaleza principal mediante un puente. La entrada está en el fuerte. El interior de la fortaleza está divido en patios, como corralas, comunicados por pasillos principales o puertas. A ojo diría que fácil hay más de 20 patios. La parte mala de esta visita es que no tenían guía que hablase inglés. Esto es algo normal, ya que vimos entre 0 y ningún extranjero. Miento, vimos a uno y hablaba chino. El problema es que sin guía, y aunque el palacio es bastante interesante, al final vas pasando de un patio a otro sin que te digan demasiado (y es fácil perderse). Mención especial a cuando entrabas en un patio y había gente tendiendo la ropa o durmiendo, porque parece ser que hay gente que vive en los patios de la fortaleza.

El lateral guay de uno de los patios. La fortaleza está en cuesta, por lo que uno de los lados tenía siempre más pisos haciendo escalera de la cuesta.

La segunda excursión estuvo bastante mejor (e insisto en que la otra no estuvo mal). Por supuesto, y como pasaba en Datong, echad entre 1h y 1h30m (que mis compañeros cariñosamente titularon "tiempo de hibernación", frak me que casi nunca duermo en los viajes...) por trayecto entre sitios. El pueblo de Zhangbi (en la ciudad de Longfengzhen) es muy muy antiguo y bastante bien preservado.Aquí sí que conseguimos guía, que además hablaba un inglés más que aceptable, y fue todo un acierto. El pueblo (que está habitado), tiene entrada con guardia a 4 templos, pero el resto del pueblo es de libre circulación (que si no sería un coñazo para la gente que vive ahí me imagino). El pueblo está orientado de sur a norte, en lugar de al revés. Normalmente, se considera que trae buena suerte tener la entrada principal al norte, y sabiendo lo supersticiosos que son, os podéis imaginar que todas las ciudades (salvo un par) tienen la entrada principal al norte. El pueblo en general mola, especialmente por todo lo que te explican sobre la relación entre la disposición de los elementos del pueblo (edificios, los templos, incluso los árboles) y la astrología (con los cuatro vientos: el fénix (N), el dragón(E), la tortuga y la serpiente (S) y el tigre (O)).

No tengo fotos de la fortaleza, pero os pongo este video del camino que ilustra como conducen los chinos. Sí, eso es el arcén, no el carril derecho.

Pero sin duda alguna la parte más divertida de la visita fue cuando nos enseñaron los túneles de la fortaleza. Existe una amplia red de túneles debajo de la ciudad que comunican la fortaleza con el mundo exterior, que es donde el general de turno se refugiaba cuando la ciudad era asediada. En lugar de defender la ciudad, se refugiaban ahí y le daban po saco a los invasores. No les funcionaba la electricidad en los túneles, así que fuimos con dos linternas de la guía y dos que llevábamos nosotros. Navegar los túneles a la luz de la linterna, y especialmente refugiarse del calor que hacía fuera, es realmente divertido. Feel like Indiana Jones!!. Los túneles son relativamente amplios con muchas trampas (caídas, pinchos, etc...), agujeros para comunicarse entre los diferentes niveles y sitios donde hacer emboscadas. No había nadie más visitándo la ciudad y es una pena porque yo estaba encantado con el sitio.

Volvimos a Pingyao y cuando entramos al hostal nos encontramos a Bob en modo padrino. Sentado en un banco, tomándose algo, nos miró y preguntó si todo había ido bien. Sentimos la tentación de arrodillarnos delante de él y besarle el anillo pero al final logramos contenernos. Cerramos con él la excursión del día siguiente y nos fuimos a hacer la colada. El hostal es una pequeña corrala, un poco como las del palacio de la familia Wang, y dejamos el patio interior completamente cubierto por nuestra ropa interior (me disculpo con todos los que pudieran ver mis calzones, que conste que me los compra mi mamá). Acto seguido nos fuimos a ver Pingyao.

Pingyao en toda su gloria. Se me ha olvidado mencionarlo, pero casi toda la zona amurallada es peatonal.

Existe un bono de 3 días que te permite entrar en diversas localizaciones (hasta 75). La zona antigua de Pingyao son sobretodo patios como el del hostal, y con ese bono se puede entrar en muchos de ellos, así como en algunos especiales como el templo de Confuncio, o el museo fotográfico. Sin embargo, no cogimos el bono por diferentes motivos. El mío es que no me parecía que mereciese la pena, ya que sólo ibamos a estar una noche y al día siguiente estaríamos de excursión. 

Pingyao es una ciudad por la que merece la pena pasear porque es realmente bonita. Vale, sí, tener vendedores callejeros en toda la ciudad puede ser un poco molesto, pero eso pasa en todas partes y además le da algo de vida a la calle. Cenamos los platos típicos de Pingyao. El Pingyao beef que es una especie de pastrami (ojo a los escrupulosos, es carne no cocinada) y una especie de sopa que mantuvo ocupado a Pasa toda la noche (estaba en modo Panorámix sirviéndonos la sopa como si fuera poción mágica). Digo que es una especie de sopa porque te lo sirven en un caldero con todos los ingredientes separados y se va haciendo según lo vas dejando ahí. Pese a que los ingredientes son un cajón desastre de básicamente todo lo comestible que había, estaba bastante buena.

Behold the mighty soup!! Y asombraos de la habilidad de nuestro Panorámix particular.

Al final, un paseillo nocturno por la ciudad. Hago notar algo que comentó Dimitri (que está bien como compañero de viaje especialmente porque se empolla todos los aspectos culturales e históricos de donde vas, como si fuera la wikipedia portátil, aunque se me ofenderá si lee esto pese a que lo digo con cariño). Parece ser que las peluquerías y locales de masaje que tienen algo rojo en la fachada suelen ofrecer happy ending (o ser su principal atracción). Esto lo sabemos por el colega chino de JJ, el mismo al que le ofrecieron la niña, así que algo de verdad debe haber (especialmente llamativo en el caso de las peluquerías en las que el típico palo de barbería se vuelve negro en lugar de rojo). Esto es común a toda China por cierto.Lo otro que comento respecto al paseo nocturno es que en Pingyao a las 0000 se acaba el mundo y se apaga absolutamente todo. Ninguna luz de ningún tipo en la calle, así que más vale estar en la cama o camino de ella porque la noche es muy oscura (y da mal rollito)

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