viernes, julio 29, 2011

Deimar does China (VII)

[Previously on Deimar's... esto]

30-06-2011

Uno de los problemas de hardsleeper es que madrugas quieras o no. En este caso no quería. Nos despertamos antes de llegar a la estación y toco esperar un rato largo despiertos.


Xi'an es una ciudad muy diferente de lo que he visto hasta ahora. Siendo el país más poblado del mundo, realmente no lo había notado hasta llegar aquí. Salir de la estación supone meterse en un río humano y rezar para que no haya que salir corriendo y que la gente que va delante sepa a donde vais porque no hay forma de salirse o ver el camino. En teoría nos venían a recoger del hotel, pero tras 10m de andar mirando por ahí no vimos nada. Así que intentamos coger un taxi. Aviso sobre coger taxis en Xi'an: podría haber sido una de las tareas de Hércules (o Heracles si sois más fisnos). Según les venga en gana pararán o no, y si paran, es posible que se vayan tras decirles el destino. "Es posible" se queda muy corto de hecho, es altamente probable. Es por ello que proliferan los taxis piratas con los que tienes que pactar el precio de antemano, y que siempre salen más caros que uno oficial. 

Siendo 6, decidimos separarnos en dos equipos para buscar los taxis. Por fortuna, compramos 2 tarjetas SIM chinas para poder comunicarnos, así que eso al menos lo tenemos cubierto. El segundo grupo (son los segundos porque no estaba yo, que casualmente siempre estoy en el grupo principal o guay) consiguió encontrar un taxi y partir. Nuestro grupo decidió dejar de hacer el gili e ir a la parada de la estación. No ayudó, los taxis te siguen ignorando incluso en la parada de taxis. Pero nos encontramos con la tía del hotel que nos andaba buscando desde hace un rato (¡ja! ¡Toma esa, segundo grupo!).

Dedicado con cariño a los del segundo grupo. Pero sin acritud, ¿eh?

El hostal es de tipo europeo, con mogollón de gente extranjera. De hecho, coincidimos con algunos de los invitados a la boda de JJ, que mis compañeros de viaje ya conocían de cuando estuvieron en Tianjin. Curiosamente, los dos grupos pensábamos ir ese día a ver los guarridos de Xi'an. Sin embargo, nosotros sólo íbamos a estar en Xi'an día y medio, mientras que ellos ya llevaban un par de días, por lo que iban con excursión de todo el día del hotel, mientras nosotros pensábamos ir por libre. La guía del hostal, muy simpática, nos recomendó coger el autobús 306 a la estación de tren, y el 603 (manda eggs) desde allí a Terracota. También nos advirtió en contra de coger guías allí (recomendando la audio guía, aunque luego resultó ser un poco fail in my humble opinion) y que tuviéramos cuidado por los rateros y demás fauna. Siendo la segunda china que me advierte de lo mismo, empiezo a estar paranoico (yo es que me ahogo en un vaso de agua) aunque no he notado nada raro, ni siquiera en las aglomeraciones de gente.

Lamentablemente, y aunque los días anteriores hizo algo de calor, en Xi'an nos pegó la peor ola de calor de la historia (true story!). Se derretían hasta las hojas de los árboles. Ir a la estación fue un poco horroroso, porque había bastante gente en el autobús, aunque sin llegar a niveles de línea 6 del metro de Madrid a las 8 de la mañana. Luego coger el 603 tampoco es fácil. Tienes que hacer cola (esta vez de verdad, y no las colas estilo embudo chinas) en el parking al solazo. Si el autocar se llena, te toca esperar al siguiente, y no parece que tenga demasiadas plazas (bueno, tamaño autocar estándar, pero con el calor que hacía si se hubiera ido sin nosotros habría matado para conseguir las plazas). El principal problema es que el autobús que te deja en los guerreros es el mismo que te deja en las termas de no se qué rey, que un amigo español de JJ residente en China nos recomendó visitar, y parece ser que muchos chinos van allí a bañarse (a.k.a. van en chanclas, bañador y con la toalla al hombro, cual autoestopista galáctico).

Otro pobre que sufre los efectos del calor de Xi'an... (Fuente: Cruz Roja de Argentina)

Después de un viaje estándar chino (1h o más), el autocar nos dejó en el principio de una calle llena de puestos de venta de recuerdos, pero sin apenas sombras. Estuvimos tentados de comprar un sombrero (marca Ronaldiño, true story con ñ incluida), pero al final no lo hicimos y fue algo que luego lamentaríamos.

Los guerreros tienen dos entradas: una desde el parking, y la otra más arriba y más cercana a la entrada a los fosos. La del parking es la mala (y en la que te deja el autobús). Esa entrada te deja al pie de una pequeña colina y puedes o bien subir andando (una larga caminata con el sol pegando coom un camión de 50 toneladas es un nono) o pagar 5 clicks derechos (yuanes, cuya abreviatura es RMB, y sí, el chiste es así de malo, pero tengo el cerebro refrito por el calor) para que te suba un kart. Esta bien, salvo por el pequeño detalle de que no hay dos salidas, sino que sólo se puede salir por la de arriba. De hecho los conductores de los karts deben estar aún partiéndose de risa por la cara de idiotas que se nos quedó cuando ninguno quiso bajarnos.

Detalle del foso 3. No mejora mucho más que esto.

tomá po culo de los fosos, y que no vimos porque hasta la guía del hotel nos dijo que era muy prescindible). La verdad es que no salí nada impresionado por los guerreros pero sí muy culpable. Estuvo bien. La mayoría de mis compañeros ya habían visto los guerreros en una exposición que hicieron en el canal de Isabel II en Madrid, por lo que Chik tenía pensado ahorrarnos Xi'an, que pillaba un poco mal en la planificación del viaje, pero fuimos Kaiser y yo los que dijimos que no se podía ir a China sin pasar por los guerreros de Terracota (mr. personalidad ataca de nuevo, viendo las cosas populares). El caso es que no puedo recomendar ir a Xi'an sólo por los guerreros, ya que está en mitad de ninguna parte y supone un montón de tiempo perdido en viaje hasta allí.

¿Cómo de grande tiene que ser tu ego para hacer que te entierren con esto? O mejor aún, ¿cómo de pequeña la tienes que tener para querer compensar tanto?

El caso es que durante la visita, nos encontramos otra vez al grupo del hotel, y la guía nos comentó que las 1400 era la hora punta, así que intentamos volvernos antes. Por desgracia, la bajada desde la puerta de arriba se hace por la calle con tiendas de recuerdos que he mencionado antes, y los lectores con mayor capacidad de retención que Dory recordarán que ya he mencionado que había como media sombra. Durante este trayecto, dos de los nuestros sufrieron una leve insolación (dolor de cabeza en adelante, pero sin llegar a desmayarse), así que el resto del día estuvieron algo chof.

Decidimos ir a comer en el barrio musulmán, ya que algunas guías recomiendan comer en los puestos de la calle aquí. Casi todo el barrio es peatonal, así que conviene pedir que te lleven (ya habíamos descartado los autobuses en favor de los taxis que pudiéramos coger, fuesen piratas o no) hasta la Drum Tower, una torre que se encuentra justo en el medio de Xi'an y que servía como sistema de alarma en conjunto con las otras Drum Towers que se encuentran en la muralla de la ciudad. Hablando de lo cual, mapas. El objeto más preciado que pudimos coger en el hostal (hasta en esto son bastante europeos, ya que es el primer hostal en China que he visto con mapas (de dos, 50% pero me curo en salud). Y una vez más no puedo dejar de enfatizar que CUIDADO CON LA ESCALA DE LOS MAPAS.

 Los jardines de la mezquita. He de señalar que no hicieron a Chik taparse en modo ninja para entrar.

El barrio musulmán es un mercado enorme lleno de tenderetes. A mí me recuerda un poco al mercadillo de Camden en Londres, aunque eso se podría decir de cualquier zona cercana a un templo de Xi'an. La mezquita que se alza en el centro es la primera mezquita que se construyó en China, y fue construida unos 100 años después de que se fundara el Islam. Además, es una mezcla de elementos orientales y musulmanes bastante curiosa. Es bonita, aunque tampoco esperéis una catedral. Al salir del barrio, nos pararon unas chicas que estaban haciendo una encuesta para un estudio de la tesis de una de ellas. Ver a un estudiante de doctorando sufriendo el calor por su obra tocó mi corazoncito, así que nos pusimos a hacerla. Como toda buena obra tiene su recompensa, al acabar nos regalaron a cada uno una pulsera de la suerte (que en mi caso me viene de maravillas a ver si contrarresta mi habilidad natural para el desastre).

Los billetes de tren de Xi'an a Beijing y de Beijing a Changchun (el lugar en el que se iba a celebrar la boda) nos los había conseguido una amiga de JJ, y los de Xi'an a Beijing nos los iba a dar en el hostal pero necesitábamos decirle la habitación (que todavía no nos habían dado ya que llegamos demasiado pronto). Así que volvimos al hotel para que nos diesen el número de habitación y poder decírselo a esta chica. Aquí perdimos a tres  miembros de la troop debido al cansancio y la insolación. Los otros tres elegimos hacer otra de las atracciones más recomendadas de la city: dar un paseo en bici por las murallas.

Me das una bici y en seguida pongo mi adorable cara de velocidad...

Sí, habéis oído bien, no al lado de las murallas, por encima de ellas. Las bicis se alquilan en la puerta sur. Como ya he dicho, pasábamos de los autobuses, así que para ir allí, y ante la imposibilidad de conseguir un taxi, nos decidimos por pillar una taxineta. Estos vehículos de 3 ruedas vienen en modalidades de 2 y 3 pasajeros. Son más caras que un taxi y, como en casi todo en China, conviene regatear. Pero merece la pena por lo divertido que resulta. Lo divertido que resulta jugarse la vida con vehículos que no tienen ningún reparo en ir en dirección contrario, por las aceras o por los carriles de motos echando a las motos del camino. 

El acceso a la puerta sur resulta además peliagudo, principalmente porque hay que cruzar a la china una rotonda muy transitada. Cruzar a la china es cruzar por donde puedas y cuando puedas. También es importante saber que los coches no van a parar, pero si pueden intentarán esquivarte, y que la unión hace la fuerza, así que cuantos más seáis en el grupo que cruce, más caro les resultaría atropellaros y por ende más lo intentarán evitar. ¡Ah! Los pasos de cebra están de adorno, y no para ni Cristo. Avisados estáis.

Por fortuna es bastante plano, aunque ir hacia el este es cuesta arriba, avisados estáis :p.

Hay que pagar por subir a la muralla (bendito carné de estudiante), y una vez dentro subir e ir hasta el sitio que te alquila las bicis por un módico precio, aunque nada de eso "duele" tanto como la fianza de 200 fulanitos (el argot del viaje para los yuanes, agradecédselo a Chik). Y sí, al cambio no es muy grave la fianza, pero tampoco es que fuésemos con miles de yuanes en la cartera... El paseo es bastante agradable, especialmente a la hora que lo hicimos, atardeciendo (empezamos a las 1900 aproximadamente). Son unos 14Km de muralla y el alquiler dura 110m. Al final nos sobró media hora, sin ir demasiado rápido, con alguna parada al principio y apretando un poco al final. La vista es bastante guay, sobretodo la que se ve desde la muralla oeste. Los edificios han intentado mantener un aire clásico, especialmente con tejado estilo oriental incluso en los edificios altos. Totally worth it, pero muy de mañana (mucho, a las 8 Lorenzo ya pega que no veas) o sobre las 1900 como nosotros. Hago notar que empezamos al atardecer pero terminamos de noche, con las luces de la muralla y las torres encendidas.

No veréis fotos de cuando se hizo de noche porque en ese momento no estábamos muy seguros de si hubiéramos podido seguir pedaleando de haber parado...

Cuando terminamos llamamos a nuestros compañeros para decidir qué hacer. Íbamos bastante un poco sudados, pero dado que ya llevábamos unos días en plan mochilero a mi no me importaba demasiado no ducharme (en general, porque soy un poco guarrete aunque lo disimulo bien). Quedamos en intentar ir a la Gran Pagoda del Ganso (una vez más, true story) a ver el espectáculo de fuentes que hay por la noche (a las 2100). Cogimos una taxineta y nos pusimos en ruta. Por desgracia ese día o no hubo o fue antes de que llegásemos. Tampoco pudimos reunirnos con nuestros compis, ya que les fue imposible encontrar transporte hasta aquí, ya fuera taxi, taxi pirata o taxineta (así de mal está el transporte). Empiezo a pensar que la pulsera de la suerte que me han dado está defectuosa. Pero, ya que ya estábamos ahí, decidimos darnos un garbeo por la zona.

Behold the mighty Big (Wild) Goose Pagoda!!

La pagoda se mantiene como un faro luminoso en mitad de una gran explanada, rodeada por dos calles peatonales y varios edificios cubiertos de luces. El sitio podría ser perfectamente la colina de San Isidro durante las fiestas del santo. Las calles que bordean el parque estaban llenas de chiringuitos. En los dos en los que paramos nos intentaron timar (it's a trap!!). En el primero, pedimos tres botellas de agua y nos querían cobrar 10RMB. Un rápido cálculo mental nos puso cara de WTF. La chica insistió en que cada botella valía 3RMB, así que tres botellas valían 10. More WTF. La empezamos a sacar billetes de 1 yuan y entonces ya nos dijo que nueve. El segundo no intentó timarnos, lo hizo con una elegancia digna de Lupin III. Compramos 3 salchichas (sí, no hotdogs. Aquí te las venden ensartadas en un palo, y prefiero no plantearme la procedencia de la carne ya que no sabía a nada que hubiera probado antes...). Costaban 6RMB las 3, así que sacamos un billete de 10, pero por accidente mostramos además uno de 1, y el tío nos dijo que se lo diésemos también. Asumimos que era para devolvernos un billete de 5 de vuelta, así que sin problemas. Y nos los dio. De 5 Jiaos, que son medio yuan (o al cambio, lo que viene siendo una fruta mierda). No nos dimos cuenta hasta que ya estábamos volviéndonos, pero al menos, es un billete curioso.

Luego disfrutamos de una fiesta popular. La gente bailaba casi al unísono al son de una melodía China con toques de música disco. A mitad de canción, cambiaron a una típica de discoteca (de cuando yo iba a discotecas, cuando los dinosaurios dominaban la tierra) y todo dios perdió el compás... hasta que lo volvieron a encontrar y siguieron bailando usando los mismos pasos. Esto demuestra que puedes bailar absolutamente todo con los mismos pasos y que no hace falta adaptarse a la música.

Calculo que en diez años les llegará el reggaeton y ya veremos entonces ya...

Finalmente, cogimos otra flagoneta de regreso al hotel (bendito mapa). El conductor no sabía llegar, y dentro de la muralla acabó recurriendo a otro taxineta para que le guiase (y tuvimos que darle una propina a él). Me resulta sorprendente el índice de compañerismo entre los flagoneteros, y aún más increíble que te cojan sin saber cómo llegar a tu destino. Especialmente que no sepan llevarte cuando Xi'an dentro de la muralla tiene dos calles principales que se cruzan en el centro desde las cuales es bastante fácil llegar a cualquier parte.

Llegamos al hostal, pero nuestros compañeros no estaban, así que nos preparamos para ducharnos e irnos a sobar. Pero la noche aún nos guardaba una última sorpresa en forma de baño con desagüe que tragaba menos agua que un camello en el desierto, así que... pantanowned!! Aunque la sorpresa de verdad llegó cuando nuestros amigos volvieron.

Pensábamos que ya habíamos pagado los billetes de tren Xi'an-Beijing y que sólo teníamos que recogerlos. Pasa y Dimitri se habían ido durante la tarde a comprar camisetas, dejando a Chik en el hostal para recoger los billetes. Pero resultó que no los habíamos pagado, sino que sólo habíamos pagado la comisión (vamos, que hacer un favor a un amigo en China se hace... por un precio módico. Módico y alto). Así que les tocó estar corriendo y sufriendo para pagar a los mensajeros la pasta gansa que eran los 6 billetes de tren. Sorry por no estar, compañeros. 

Definitivamente esta pulsera no debe estar funcionando.

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