domingo, julio 31, 2011

Deimar does China (IX)

[Previously on Deimar's... esto]

02/07/2011

El día de hoy es básicamente un laaaaaaargo viaje. La boda de JJ es mañana en Changchun. Si de Xi'an decía que estaba en mitad de la nada, Changchun está un paso más allá, casi al lado de Korea del Norte. Los trenes no encadenan. De hecho, ni salen de la misma estación, así que disponemos de 4 horas en Beijing para hacer el gamba.
Pero lo primero es lo primero, y los negocios van antes que el placer. Hasta el momento, hemos viajado gracias a billetes que nos ha conseguido JJ (o sus <sarcasm>GENEROSOS</sarcasm> (no sé si estoy siendo demasiado sutil...) contactos) o los managers de los hostales en los que estuvimos. Pero ahora, empezamos a no tener los billetes para las próximas etapas asegurados. Así que nuestra primera quest del día es conseguir el billete Beijing-Shanghai. Existen varias restricciones a la hora de coger trenes en China. La primera es que se deben dar los números de pasaporte de las personas que viajan (o bueno, puede que una fotocopia de la cara buena). La segunda es que los billetes sólo se pueden conseguir con 10 días de antelación en el origen o destino del viaje, o con 5 en cualquier otra estación (aunque según las agencias que se dedican a conseguir billetes, esto no es completamente cierto). Esto hace difícil programar un viaje tan largo sin recurrir a agencias o a San Cucufato para encontrar tus billetes perdidos. O al menos es muy difícil si te quieres asegurar trayectos "cómodos" (todo lo cómodos que son los trayectos de más de 10h en tren, claro).

Un compartimento hard sleeper. A veces incluso puedes girarte si eres delgadito... (y no os confundáis, para dormir la mejor es la de arriba).

Así que, según nos bajamos del tren, nos fuimos para las taquillas a sacarnos los billetes. Beijing West es una de las pocas estaciones donde se pueden comprar billetes para toda China. Y ¡oh, casualidades de la vida!, estábamos allí. Las primeras ventanillas que nos encontramos vendían billetes sólo para trayectos que no salían o llegaban a esta estación. Sonaba bien, porque Beijing tiene 4 estaciones, y la que sale hacia Shanghai es la sur. Pues no, BIG FAIL (el tema de hoy son las mayúsculas). Estuvimos haciendo cola durante una hora. Por supuesto, con tanto tiempo de preparación, teníamos todo lo que queríamos apuntado en chino en hojas de papel (creo que no me he alegrado nunca tanto de que otros tuvieran iPhone). Además, la chica de detrás de nosotros sabía inglés, así que nos hizo de interprete. Y después de tanta preparación, el tipo de la taquilla le estuvo diciendo algo a la chica durante más de un minuto, y lo único que la chica nos tradujo fue "No sleeper" (lo que me hizo sentir un poco Bill Murray).

Pero en nuestro momento de mayor debilidad, dos estadounidenses se apiadaron de nosotros, y nos hicieron saber que había una taquilla de habla inglesa (la persona que está sentada atendiendo, claro) en la otra punta de la estación. Así que agarramos los bártulos y allá que nos fuimos raudos y veloces a por nuestros billetes. Todo lo raudos y veloces que nos dejó ser la cola de una hora. Bueno, paciencia. Llegamos (¡por fin!) a la taquilla, y le dimos la hoja con todo apuntado a la señora. La señora que cogió nuestra hoja, la miró y se fue a hablar con la señora de la ventanilla de al lado, que cogió la hoja, la miró y se fueron las dos de paseo. Empezamos a sentir la presión popular de tener a dos colas de gente taladrándonos el cogote con miradas de odio.

El primero de la cola de al lado era este tipo tan raro que además nos empezó a preguntar si estábamos hablandole a él...

Pero finalmente la señora de la cola de la lado volvió... para atendernos a nosotros (lo que redujo el número de miradas asesinas, pero aumentó su intensidad). Al final, tras largo tiempo de negociación y mal inglés (recuerdos de Walter y Wendy), tuvimos que coger tickets para el tren bala (no sleeper!). Por una parte bien, porque hace el trayecto en 4 horas, por otra mal, porque eso nos dejaba un día extra en Beijing y uno menos en Shanghai. Y sin hostal en Beijing para esa noche, pero eso es un detalle trivial.

Pues nada, toca averiguar si podemos alargar la estancia una noche en nuestro hostal. No podemos. No porque el hostal este lleno, sino porque no tienen constancia de que vayamos a dormir 3 noches allí. Fun!. Primero, no encontraban el mail de la reserva, y después de encontrarlo nos dijeron que no tenían habitaciones libres ya (frak yeah!, doulbe hit combo! FINISH THEM!). Como estabamos en Beijing, les dijimos de hablarlo en persona (porque hablar inglés por teléfono mal, si además es hablar inglés por teléfono con un chino, todavía peor). Al colgarle nos dimos cuenta de que se nos había echado el tiempo encima y no íbamos a poder pasarnos por el hostal (FATALITY!).

Ante la elección de comer y coger nuestro tren y la de no comer seguro y quizá no coger el tren, elegimos la primera opción. Así que nos encaminamos hacia la estación norte desde la que íbamos a coger el tren "rápido" a Changchung (rápido as in "tarda menos de 10h", 8 para ser exactos). Y aquí nos dimos cuenta de que ya no estábamos en Kansas. El taxista que conseguimos parar no era tonto, y al ver nuestra cara de pringaos extranjeros, nuestras mochilas y que queríamos cambiar de estación, dedujo que nos podía exprimir como a la naranja de la intro de Dexter. Y vaya si lo hizo, nos sacó 100 yuanes por cada uno de los taxis. Un aplauso para el maestro.

Well played, my enemy. But next time, victory will be ours!!

Una vez en la estación, habíamos quedado con un amigo de JJ para que nos diese los billetes delante del KFC de la estación. Como había hambre después del trayecto en tren (pasan carritos que venden cosas, y llevábamos nuestra propia comida también, pero no se puede sobrevivir a base de chips ahoy! y Lays... o al menos mis compañeros de viaje no pudieron), nos metimos dentro a comer. Por fortuna, en los sitios de comida rápida suelen tener un menú con fotos, así que utilizamos el viejo método de comunicación de señalar las cosas que queríamos (most effective method evah!!). La primera decepción fue comprobar que no tenían cubo de alitas (Sad panda). La segunda fue cuando comimos la hamburguesa de pollo y comprobamos que por defecto son picantes (sad panda... especialmente, sad panda con diarrea).

Al final conseguimos los billetes (¡¡y sin tener que pagar más, cómo se nota que Beijing es un sitio más civilizado!! </SARCASM>). Nos montamos en el tren, y nos dispusimos a disfrutar de nuestro "corto" trayecto. A ver, es con diferencia, el trayecto más corto que hemos hecho, eso es cierto. Pero hay una diferencia enorme entre ir tumbado y durmiendo que que estar jodid sentado con pocas posibilidades de estar con tus amigos (que además, estábamos sentados de dos en dos). Por otra parte, podéis agradecerle a este trayecto que haya habido diario, porque me costó cinco horas ponerlo al día (y para entonces hasta yo quería pegarme un tiro, que tío más pesado soy...). Sin embargo, reconozco que hubiera ayudado saber que se le podía dar la vuelta a los sillones para ponerlo en configuración mesa de 4. Especialmente si lo hubiéramos sabido cuando salíamos en vez de cuando nos quedaba una hora para llegar.

Y por supuesto, teníamos la configuración más horrible para un grupo de 6. 4 en dos filas consecutivas de 2, y los otros dos compartiendo uno de tres con un tio random...

Por fin llegamos a Changchun. Pero resultó que nuestro tren "rápido" no lo fue tanto, y llegó con más de diez minutos de retraso. Parece poco, y a nosotros nos parecía poco, pero a JJ que nos estaba esperando en la estación le pareció el fin del mundo (especialmente porque tuvimos un problemilla de móviles y no pudo contactar con nosotros*). Según bajamos, nos metió deprisa y corriendo en un minibus junto con otras dos personas que habían llegado en un tren media hora antes y nos llevó a nuestro hotel. Previo paso por la cena pre-boda con todos los amigos y familiares. 

El restaurante tenía pinta de ser pijo. Un salón de banquetes bueno, vaya. Había unas 50 personas acabando de cenar en sus mejores galas. Y allí aparecimos nosotros, 6 andrajosos mochileros que hacía un día y pico que no se duchaban y que sólo habían tomado una hamburguesa en las últimas 24 horas. Creo que en la vida me he sentido más fuera de lugar, pero oye, con el hambre que teníamos no nos ganaron a acabarse la cena. Y por si acaso, bebimos unos cuantos chupitos de licor chino de más, para cogerles el ritmo de brindis también.

¡El Lancaihe tiene la culpa! O quizá no, que sólo recuerdo que la botella era azul y que al tercer trago ya no sabía tan mal...

En cuanto acabamos todos de comer, nos llevaron al hotel (China es un país que no cree en las sobremesas, igual que nosotros no creemos en los unicornios por ser animales legendarios). Pero después de los chupitos (el licor chino sabe como el culo, pero pega como Mike Tyson) y de estar todo el día en trenes, teníamos ganas de juerga, así que nos fuimos a buscar el bar del hotel. Descubrimos que en China tampoco creen en tener abierto el bar del hotel después de las 2200 (a estas alturas el panda está a punto de curarse la depresión a base de soga y saltito) , así que... ¡FIESTA DE PIJAMAS!. No la disfruté mucho, ya que me pase casi toda la noche recordando los eventos del día, mirándome la muñeca izquierda y preguntándome: ¿¡¿¡¿POR QUÉ CARALLOS SIGO LLEVANDO ESTA PULSERA DE LA SUERTE?!?!?

*Uno de los móviles que llevaba tarjeta SIM china estaba sin batería y el otro no tenía saldo en la tarjeta. En China se le cobra algo al que recibe la llamada. No la paga entera, pero algo de pasta sí que palma  y si no tienes saldo, no puedes recibir llamadas (surprise, surprise, chinos sacando dinero...). 

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