martes, agosto 02, 2011

Deimar does China (X)

[Previously on Deimar's... estoPese al título de esta entrada, esto no es un relato porno.]

03/07/2011

Para un día que dormimos en cama decente, no sólo nos acostamos tarde sino que además nos toca madrugar para hacer las mochilas y para empezar con los rituales de la boda. Así que tras un desayuno no especialmente bueno (que no sé qué tienen los hoteles en contra de ofrecer desayunos decentes), nos preparamos para afrontar "Mi gran boda china" (es un decir, no me estropeéis el juego de palabras).

Primero, una furgoneta nos llevó de nuestro hotel al hotel donde estaban los novios. Normalmente todos estos rituales se realizan usando las casas de los novios, pero dado que ninguno vive en Changchun, que ya viven juntos y que en realidad llevan un mes casados por lo legal, pues no importa usar un hotel. Además, sospecho que este hotel está diseñado específicamente para este tipo de eventos. 

El hotel era un bonito paraje con grandes jardines, dos edificios de habitaciones bien diferenciados y un salón de conferencias aparte. Los amigos del novio nos fuimos al edifico de la izquierda, un edificio algo sobrio, a ver la novio, mientras que los de la novia se fueron al edificio derecho, decididamente más guay. Nuestra primera tarea fue intentar que al novio no le diera un ataque de ansiedad y se pusiese a arrancarle los ojos al personal del hotel. Por un descuido, la corbata del novio y de uno de los dos padrinos acabó viajando en la mochila de Root y se la habíamos dado la noche anterior. Y a 20 minutos de empezar a hacer cosas, todavía esperaba a que el personal del hotel se las devolviese planchada.

Una representación acertada del estado del novio antes de la boda...

Mientras esperábamos, no pude evitar fijarme en que teníamos camareros continuamente pasando y trayendo comida a la suite del novio, que junto con los estilistas que había por ahí haciendo presentables al personal, gente haciendo cola para usar la plancha que nos habían traído y el cámara profesional que estaba documentando todo el proceso (que por cierto era al que le preguntaban todo acerca de qué hacer en la ceremonia, incluso el padrino chino), hacía que en el pasillo del hotel nunca hubiera menos de 20 personas deambulando. Aquello parecía el camarote de los hermanos Marx.

Por fin volvieron las corbatas a 5m de la hora H, para desgracia de Chik que estaba angustiada copiando fotos de sus tarjetas de memoria al disco duro portátil para poder sacar más fotos, ya que con 300 que le quedaban no tenía suficientes... y lo triste es que era cierto (no la llamo la fotógrafa oficial por nada). La primera fase del plan consistió en que el novio nos repartió a todos sus amigos sobres rojos con 5 fulanitos dentro para poder sobornar a los amigos de la novia (China, nuff said). El objetivo de esto es conseguir entrar en la habitación de la novia, que por lo que nos estaban contando me imaginaba como una especie de Fort Knox en miniatura con los amigos armados hasta los dientes dispuestos a dar la vida para no dejarte pasar... salvo que aflojes la tela, claro (venden barato a su amiga he de decir...). 

Hay que hacer que el sobre parezca inocente para que no se note que es un soborno...

El novio se lanzó a la hora señalada (las 9:30) harto de esperar y dispuesto a reclamar a su mujer... hasta que una infiltrada de la novia le paró en seco. No quiso explicar el por qué, pero le dijo que todavía no podía salir. Varios minutos y algunas salidas falsas después, el novio montó en cólera y tras no recibir ninguna respuesta adecuada a la pregunta "¿pero hay alguna razón real para esperar?", marchó a la cabeza de la comitiva, arrastrando a la infiltrada que iba colgando de su brazo intentando pararle. Dentro de la cultura china, los números acabados en 8 traen buena suerte, así que sospechamos que lo que la novia quería es que saliésemos de la habitación a y 38 o 48 si se hubiese pasado la primera hora. 

Así, unos 15 amigos del novio salimos hacia la habitación de la novia en el otro edificio. Siendo ella china, tenía bastantes más amigos que el novio, y estaban todos encerrados en su habitación. El novio llamó a la puerta (de madera, no tan Fort Knox como imaginaba, aunque tenía la cadena puesta). Los de dentro preguntaron que quién era, él contestó que era JJ y que venía a por SS, y le fue denegado el acceso. Volvió a llamar, se entreabrió la puerta otra vez y el novio empezó a ofrecer sobres para que le dejasen pasar. Pero a los de dentro les pudo la avaricia y cada vez pedían más y más, así que en un momento de descuido, la profesora de chino de JJ nos dijo que empujásemos para entrar. Como buenos soldados dispuestos a darlo todo por una causa noble, empujamos como si nos fuera la vida en ello. ¿He mencionado que la cadena estaba puesta y el que estaba delante era el novio?

Depicted here: El novio y la puerta. Espero que al menos le gustase el sabor...

Bueno, primer fallo, no problem. Despegamos al novio de la puerta y lo sacudimos un poco para que vuelva a estar presentable. Sigue un poco el ciclo de sobornos y finalmente la cadena desaparece. Y algún genio vuelve a pedir a voz en grito que empujemos. Y vaya si lo hicimos. Entre los amigos del novio había varios españoles, varios escandinavos y algunos otros europeos también de nacionalidades que no se caracterizan por criar gente pequeña. Resultado: puerta rota (as in con las bisagras arrancadas del marco) y 2 pobres chinos aplastados entre la puerta y la pared.

Tras comprobar que nadie requería asistencia médica, tocó navegar entre la marea de gente para que el novio encontrase a su amada de una vez. La novia (de blanco, traje de boda estilo occidental. El novio con esmoquin con faldilla, aunque sé que no os los estabais preguntando) se encontraba sentada en la cama. Los padres de la novia sentados al lado de la ventana, aunque esto lo sabemos porque alguien señaló que estaban detrás del muro humano cuando el novio preguntó (screenshot or it didn't happen!!). Bueno, JJ se fue a hablar con ellos y pedirles permiso o algo así me imagino, que yo no estaba con muchas ganas de nadar hasta allí, entre las más que fáciles 30 personas que podía haber allí metidas.

La habitación de la novia (¿de verdad pensabais que no la iba a poner?)

Una vez concedido el permiso, tocaba convencer a la novia. Primero, el novio y su troop tienen que encontrar los zapatos de la novia que ella y su gente han escondido por la habitación. El padrino tardó como 5 segundos en encontrarlo, ante la cara de horror de la novia... Nada, nada, se esconden otra vez mientras los novios pasan a compartir dumplings (alimentándose el uno al otro). Venga, segundo intento con los zapatos... 7 segundos (se nota que se esforzaron más esta vez). En fin, tendrá que valer. 

Y ahora la parte ardua para el novio: llevar a la novia en brazos hasta su habitación (¿he comentado ya que esto es tradicional que la gente lo haga usando sus casas y que es altamente probable que no estén en un radio de 1Km. la una de la otra?). Dejemoslo en que cuando salió del primer ascensor ya habían pasado de "en brazos" a la menos heroica pero más practica "a caballito". 

Una vez en la habitación, y tras dejar al novio tiempo de recuperación, tocaba hacer la ceremonia del té con los abuelos de los novios. No pudimos ver nada porque había mucha gente en la habitación. Salvo la cara de horror que puso el staff del hotel cuando los abuelos españoles decidieron cambiar el tradicional té pro el aún más tradicional café (tradicional en España, vaya). Esa cara me perseguirá en mis pesadillas durante años, jamás se vio tanto desprecio en una mirada.

¡Sí! ¡Así, así! ¡Exactamente así!

Llegados a este punto, y dada la ingente cantidad de personas deambulando, nosotros decidimos aportar un poco más de toque español a la boda iniciando el tradicional paseo de los invitados al bar más cercano para pasar las ceremonias. Y allí estuvimos hasta que fuimos requeridos para la siguiente fase (he visto a campeones de ajedrez hacer jugadas maestras en menos fases que esta boda): las fotos en los jardines. Se hicieron fotos de todo tipo: con los padres de ella, con los de él, con todos juntos pero no revueltos, con los abuelos de ella, con los de él, etc... y con nosotros. Por suerte, para el novio, no llovió, porque dicen que si llueve durante la boda, la mujer es la que controla la relación. No nos explicaron sin embargo que pasa si no llueve (por lo que pude apreciar, lo mismo).

¡Y por fin la hora del papeo! O no. Primero, un tipo bastante pesado estaba empeñado en llevarnos hasta nuestra mesa en cuanto entramos al salón, así que tuvimos que darle nuestro regalo (un bote de pasta, literalmente) a las receptoras de regalos que habían plantado una mesa a la entrada al salón (una pena perderse la reacción de los novios). Había 35 mesas en el salón, de las cuales sólo 3 eran de occidentales, y de ellas dos de españoles. En nuestra mesa, eramos 8 españoles, nosotros 6 y dos amigos de JJ, y una pobre china a la que habían puesto ahí porque les sonaba que hablaba algo de español . Creo que sabía decir "Hola".

Behold the mighty jar!!! Y lo que costó meter los billetes dentro de los friking macarrones...

JJ ya nos había advertido que no esperásemos algo tradicional, sino que más bien las bodas chinas eran algo horteras. La llegada de los novios tenía que ser a las 1238 (números acabados en 8!!), pero se saltó esa hora y hubo que esperar hasta y 48 (tolda ya!). Empezaron poniendo un bonito vídeo mostrando la evolución de la pareja a base de fotos y fechas de todos los años que llevan juntos. Entonces entró el novio al ritmo de la música que suena en la escena de la entrega de medallas del final de Star Wars: A New Hope (esta, para los infieles que no merecen vivir por no acordarse). Luego entró la novia a ritmo de la más tradicional marcha nupcial.  Entonces pusieron vídeos de gente de todo el mundo, que no había podido venir, felicitándoles. Impagable una mujer búlgara que se había vestido con sus mejores galas y se había grabado en casa bebiendo a la salud de los novios. 

Y es ahora cuando me meto un poco con la organización del evento. La boda contaba con un presentador (mazo de hortera) que estaba haciendo la narración del evento en inglés y en chino. Había introducido el vídeo de los amigos y ahora le tocaba el turno a un vídeo que había preparado el novio. Estaban usando windows media player (y ya sólo por eso merecen una muerte lenta y dolorosa) y habían puesto los vídeos encolados uno detrás de otro. Por lo que cuando se acabó el vídeo, saltó al siguiente que empezaba así. Lo pararon inmediatamente, pero el daño ya estaba hecho. De todas formas, y siendo la única mesa que se descojon partió el oje rió a carcajada limpia (que duro es ser apto para todos los públicos) cuando hicieron la introducción del vídeo y lo pusieron, me inclino ante JJ y su rickroll a todos los invitados de la boda.

Incluso él quiso felicitar tan magno evento...

Llegó el momento clave. Con los padres de los novios sentados en el stand, el novio se acercó a los padres de ella para beber té con ellos. Por lo visto, en China son marido y mujer en cuanto el novio toma el té con el padre de la novia. La verdad es que después de todo el montaje fue un culmen bastante soso. Así que decidieron que también habría una ceremonia más estilo juzgados. Con el presentador haciendo de juez/cura, tocó el momento de la pregunta clave (¿quieres JJ/SS a SS/JJ blablablbalba... el rollo de siempre), se intercambiaron los anillos, fueron declarados marido y mujer por el poder que le otorgaba la República Popular de China al presentador (por lo que yo sé, ninguno) y se besaron. Y entonces procedieron a pasear por una pequeña pasarela que había... con el único objetivo de que les tirásemos el arroz que nos habían dejado en las mesas de los europeos (alguna de chinos también tenía arroz, y hubo que ir a explicarles rápidamente que tenían que tirar el arroz suelto, no la bolsa entera). No contaron sin embargo con nuestra vagancia natural, con que la mayoría eramos ingenieros (caracterizados por tener la fuerza suficiente para poder llevarse una birra a la boca) y que entre la pasarela y nuestra mesa estaba la mesa de la familia del novio. Espero que algo de arroz NO les cayese a ellos.

Y ya por fin, veía con alegría como se acercaba el momento de comer algo... salvó que una vez más (jugando con mis ilusiones), no sucedió así. Tocó el momento de los discursos. Empezó el novio, dando un discurso en español, que tradujo al inglés, y la novia lo tradujo al chino. Luego la novia, con un discurso en chino, que tradujo al inglés y el novio al español. Y después el padre del novio en español, con traducción al inglés por parte del novio, y al chino por parte de la novia. Y el discurso de la madre del novio. Y el del padre de la novia. Total, que hasta el perry dió un discurso. No, en serio, literalmente el perry dió un discurso. Porque cuando ya pensábamos que había acabado, subió al estrado un tío random (confirmado por JJ, que no sabía quién era) y se puso a contar su CV (por suerte en nuestra mesa teníamos a un profesor de español para chinos que nos tradujo, porque este no lo tradujeron los novios) y a vender lo mucho que molaba ser él. Por lo visto, para darle caché a una boda es costumbre invitar a un miembro del partido , o a uno de los jefes del padre de la novia para que dé un discurso. Y cuanto mayor sea la posición que ostente, mejor, aunque no sepa ni el nombre de las personas que se casan. A estas alturas yo esperaba que al menos terminasen la ronda con los jueces valorando la actuación de cada uno de los concursantes y diciendo quién pasaba a la siguiente ronda y quién no. Mención especial a las frases que soltó JJ en chino, que provocaron las carcajadas de todos los oyentes... carcajadas no intencionadas, creo.

¡Cuñaooooo! ¿Pero has visto lo que está diciendo ese en chino?

Y por fin podíamos comer. Menos los novios, cuya misión durante la comida era la de ir y brindar con cada mesa. Y aquí es donde al novio le conviene tener el mayor número de padrinos posible, ya que su misión es la de hacer de escudos humanos. Ellos deben beber en lugar de los novios cuando estos se lo pidan (cuando estén llegando al borde de un coma etílico). Para el que no sepa hacer cuentas, eso hacen al menos 35 brindis a repartir entre los novios y sus cuatro padrinos/damas de honor. Todos hasta las trancas. Además, descubrimos que la comitiva nupcial tiene el poder de vaporizar a la gente. Según brindaban en una mesa, los chinos desaparecían. A veces incluso desaparecían antes de que los novios hubiesen llegado para el brindis. Al final sólo quedábamos en la sal los occidentales, y algunos de los amigos chinos más allegados.

El exquisito manjar (donde esté un buen solomillo...)

Por supuesto, ni baile  ni gaitas (gracias al cielo... digoooo... uy, sí, que mal los chinos que no hacen sobremesa...), así que nuestra post-comida consistió en pasarle restos de comida a los novios, que andaban algo caninos los pobres, mientras la gente del hotel se dedicaba a desmantelar eficientemente el chiringuito. Mención especial a que el novio tuvo que sobornar a los primos de la novia para que le llamasen a él también hermano (se le llama hermana mayor a tu prima). También he de mencionar que temíamos ser los mas zarrapastrosos de la boda, pero a eso nos ganó el tío de SS que iba con camiseta de tirantes y pantalón corto.

Como sería que este iba corriendo DETRÁS de los chinos que huían...

JJ nos dejó entonces su suite y conexión a internet (que para aquel entonces teníamos mono y parecíamos Enjuto Mojamuto en plena crisis sin intenneeeeeeeee) para ver si podíamos resolver nuestros problemas. El del alojamiento en Beijing se quedó en que los del hostal se comprometieron a enviarnos a otro hostal de la cadena. El tema del transporte para el resto del viaje era algo más delicado, y sólo pudimos emitir mails tanteando a los de los hostales futuros. 

A las 6 salimos de la suite para ir al sitio donde se iba a celebrar la cena nupcial, un buffet cercano a la estación. Del buffet poco que decir, salvo que me quedé con ganas de probar los gusanos fritos (pero Chik y Pasa sí que los probaron, confirmando la opinión de Simba al respecto). Por cierto, que llegados a este punto del viaje, ya eramos cuatro los avergonzados orgullosos miembros del equipo Fortasec.

Y llegó el momento de despedirse y coger un tren cama derecho a Beijing. Una pena no haber visto nada de Changchun, especialmente tras averiguar que fue la ciudad en la que se rodó "El último emperador" (que no he visto, y tendré que seguir en la oscuridad para no lamentar lo que perdido).

No hay comentarios: