martes, julio 26, 2011

Deimar does China (IV)

[Previously in Deimar's... esto. Además, toca una pequeña introducción a los miembros de mi troup viajera. La primera que debo mencionar es a Chik, que me perdonará esta abreviatura (espero), que se curró todo el itinerario y mogollón de curro del viaje (además de ser la fotógrafa oficial del grupo) mientras que reconozco que los demás slackeamos demasiado. El resto de la troup consistió en Dimitri, Pasa, Root y Kaiser (segundo fotógrafo de a bordo y del que ya habéis visto al menos una instantánea, y vais a ver todas las imágenes de hoy).]

27/06/2011

He perdido un calcetín durante la noche. También las sobras de la mejor-comida-de-la-historia-que-jamás-se-podrá-repetir (TM), que me habían guardado y que ni siquiera había probado :(.


Llegamos a Datong a las 5 y media de la mañana. La verdad es que yo esperaba una ciudad dormida o en el proceso de despertarse, pero no, según salimos ya teníamos a 20 taxistas detrás de nosotros pidiendo llevarnos a las dos atracciones de la zona. Intentamos ignorarlos de la forma más educada, pero viendo que eramos los primeros pardi... turistas en llegar a la ciudad, nos asaltaron a ver si se hacían con nuestro dinero. El precio de la puja empezó en 600 yuanes por 2 taxies y sus respectivos conductores. Hago notar que para los taxistas de Datong, el inglés no es más que ese tipo con monóculo y bombín que vive en el quinto. Intentamos ganar algo de tiempo mientras parte del grupo se iba a buscar la alternativa de transporte para turistas de China, el CITS. El CITS es básicamente una empresa que se dedica a organizar tours y demás para extranjeros (a.k.a. arriba las manos, esto es un atraco). 

Mientras esperamos, nos hemos convertido en el foco de atención de la plaza que hay a la salida de la estación. Sin exagerar, hay unos 40 taxistas a nuestro alrededor, que además parece que se cachondean de nosotros. Al margen de los taxistas, se puede ver bastante actividad. Especialmente otro de los trademarks de China, gente dando palmadas. No sé si se trata de un ejercicio divulgado por el gobierno o una tradición ancestral, pero el caso es que a estas horas tempranas de la mañana se puede ver a gente "haciendo ejercicio" en las plazas y parques. Lo pongo entre comillas porque se les ve haciendo cosas como caminar hacia atrás, o ir con los brazos extendidos dando palmas. El caso es que en cuanto la segunda parte de nuestro grupo apareció con el tipo del CITS, el precio bajó a 450 yuanes. Nos decidimos por el CITS aunque era más caro, los 600 originales, porque el tío hablaba inglés (ya que me tima, que al menos lo haga en un idioma que comprenda). Lo único malo que tiene su visita es que es un tour organizado, por lo que nos atamos al horario estricto que tiene. La entrada a los sitios se paga aparte, aunque yo creo que merece la pena aunque no sea más que por tener guía. Al menos el tío nos deja quedarnos en su oficina a esperar a las 9h que es la hora a la que empieza el tour, y guardar nuestras mochilas hasta que cojamos el tren de esta noche.

Entrada a las grutas

Las oficinas resultan ser parte de un hotel que está en un callejón. Según íbamos yo empezaba a ver un grupo de las triadas en mi futuro llevándose todas mis cosas. Sorprendentemente, las oficinas estaban muy por encima del nivel de lujo que se podía deducir de ver el callejón. Sin embargo, como buenos españoles, teníamos que dejar huella allí. Así que mojamos la tarima y pusimos una bolsa con fruta mojada encima de los sofás de cuero (sí, no deberíamos comer fruta sin pelar y de hecho no lo hemos hecho, salvo Root, que tenía una malsana obsesión con comer toneladas de ciruelas). Como había tiempo, y sobretodo hambre, nos fuimos a desayunar en el primer garito que encontramos. El sitio estaba a la entrada del callejón y tenía una pinta de guarro increíble. Y sin embargo, tenía la comida más rica de la historia. Best dumplings ever.

Ya a las 9, nos juntamos con otros extranjeros para hacer el dichoso tour. Nuestra guía, cuyo nombre tradujo como Joy, nos empezó a contar cosas de Datong de camino a la primera atracción turística. Datong es una ciudad minera de carbón (y moriré con mis pulmones llenos de polvo, gracias). Es moderadamente grande para estándares chinos (para estándares europeos, tiene la mitad de la población de Madrid, y desde luego mucho más grande que Bristol). Hay dos atracciones turísticas principales: una son las grutas de Yungang Shiku, unas cuevas con unas 50k esculturas de Buda y que es patrimonio universal, y el templo colgante. Que estén en la zona no significa que estén cerca. Esto es China, así que el camino en autobús a cualquiera de los dos sitios no baja de la hora por trayecto.

No lo he comentado, pero JJ nos consiguió mediante un amigo unos carnets de estudiante chinos. La mejor inversión de la historia, ya que por los 10 yuanes que costaron cada uno, te hacen un descuento del 50% en la mayoría de los sitios turísticos. Mención especial decir que todos habíamos nacido en el 89 (sí, ya, más quisieran algunos), yo estaba estudiando empresariales en la Bussiness School de Beijing (siempre he sabido que tenía madera de líder), y que Root había elegido de nombre para su carnet el de Cayo Julio César (true story).

Panorámica de las grutas pequeñas

Nuestra primera parada son las cuevas de los Budas. Pese a que cuando miré cosas que hacer en Datong, mi principal curiosidad era el templo colgante y no tenía mucha fe en las cuevas, he de decir que me impresionaron mucho. También tengo que señalar que sin la guía probablemente hubiera sido un poco fail. La descripción del sitio es tal cual, muchos budas metidos en cuevas escavadas en la montaña, con un jardín bonito, pero sin guía que te cuente las historias se acaba convirtiendo en un paseo de 20m. Si se va con guía, recomiendo coger el autobús que lleva desde la entrada a las cuevas propiamente dichas, ya que el tiempo de la visita es fijo, pero subir por los jardines es demasiado tiempo, tiempo que luego no estás viendo los budas. Y hay que verlos con guía por dos motivos. El primero es que walter y wendy dañan las cuevas, y que la press se va de viaje a meditar. Sí, está mal que precisamente yo me burle del inglés de alguien, pero cuando te pasas una visita pensando que demonios quiere decir (water, wind y prince, en referencia al primer Buda) creo que te ganas poder meterte un poco con alguien. El segundo es la historia del emperador que construyó las cuevas (porque decidieron que ser emperador era igual a ser un Buda, porque ellos lo valían). Aparentemente, el abuelo del muchacho mató a todos los monjes budistas que encontró (osea, muchos). Así que el chavalote decidió construirle una imagen budista, no sé si capto completamente la ironía, en la que se le veía con una pose de arrepentimiento.

Pose de arrepentimiento: la mano sobre el corazón haciendo los cuernos (habrá que dar gracias porque al menos no es con el dedo medio).

Además, según subíamos en el bus, vimos los jardines y un templo que estaban construyendo en mitad de un lago. LA guía nos comentó que antes ahí había un pueblo de 10k habitantes, pero el gobierno chino decidió que había que hacer un poco más espectacular la visita a las cuevas, así que los desalojó a todos. Mola ser un gobierno autoritario. 

MrK estuvo el año pasado en China, y recuerdo que me dijo que, aunque al principio te daba palo, acabas siendo bastante maleducado con los vendedores. Yo la verdad es que en ese momento no me lo creí mucho, porque MrK a veces no es el colmo de la paciencia, pero Root nos dio la oportunidad de comprender por qué hay que adoptar esa pose rápidamente. En vez de ignorar a una de las vendedoras a la salida de las cuevas, se paró un segundo para echar un vistazo a las pulseras que vendía. Bien, pues eso dio pie a que la señora nos siguiese durante 200 metros hasta el autobús, e incluso se subiese intentando venderle las pulseras pese a los muchos "no" que recibió. Así que niños, si vais a China, no os importe ser maleducados e ignorar a la gente.

El templo colgante

Salimos rumbo al templo colgante con parada a mitad de camino para comer. Una cosa de los tours a hacer notar es que por lo general acabas comiendo en el restaurante del primo del que organiza el tour. Este sitio no estaba mal, pero el que viaje a China no debe esperar los más altos estándares de limpieza. A ver, no es que no se pueda comer porque de asco ni que sea peligroso. Simplemente da la sensación de estar sucio. Y aquí hago un pequeño paréntesis para hablar de cómo se cruza el umbral (el eufemismo aprobado para referirse a soltar excrementos). Y es que este ha sido el primer baño oriental que he usado en el viaje. En el aeropuerto tenían baños occidentales, pero fuera de él, esperad sólo baños orientales. El baño oriental es literalmente un agujero en el suelo. A veces, con suerte, con puerta, pero también sin ella. A veces, con suerte, sin que lo hayan usado antes. A veces, con mala suerte, el agujero da a una cisterna que sólo se vacía una vez al día (ligado con el punto anterior, puedes llegar a tener muy mala suerte). Aunque tienen la ventaja de que los puedes localizar por el olor, y sospecho que contribuyen mucho a esa impresión de suciedad que da China (aparte de que los chinos se pasan el día escupiendo en la calle). Y después de explicado todo eso, diré que este baño en concreto era una zanja común a todos los baños. Y no funcionaba el agua. Espero que no estuvierais comiendo o pensando en hacerlo...

El templo colgante es mono, muy mono. El viaje es de una hora y media sin embargo, para 30m de visita, por lo que no sé si acaba de merecer la pena (tampoco es que haya muchas cosas que hacer en Datong si no...). Especialmente sangrante porque la carretera estaba en obras así que nos metimos con un camino de tierra con el autobús... fun!!. El templo es no apto para la gente con vértigo o miedo a los suelos. Especialmente porque el puente colgante se balancea como el maldito elefante de la tela de araña. Mucho más divertido que subirse al Reina de África del Parque de Atracciones.

No se aprecia, pero hay un buen leñazo como para andar arriesgandose a poner monedas ahí...

Regresamos a Datong y tras hacer uso de la hospitalidad del CITS una vez más, nos vamos a disfrutar de la ciudad mientras había luz. Por supuesto, disfrutar es un eufemismo para "intentar no morir atropellados". Se produce un efecto curioso además. Durante todo el día fuimos acompañados por una chica rubia australiana. La pobre chica fue parada varias veces por grupos de chinos que le pedían hacerse una foto con ella. Pensamos que era por ser rubia (que también) pero no tuvimos en cuenta el factor occidental, que nos empezó a pasar factura a nosotros. Paseando por Datong, la gente nos señalaba, nos miraba, se acercaba a intentar hablar con nosotros (es decir, soltarnos un hello que es lo único que la mayoría sabe decir). Super monos (ellos, y al menos yo, que me sentía como uno en mi jaula del zoo). Un taxi incluso caminó varios metros marcha atrás para que pudieran saludarnos sus ocupantes (en una muestra más del desprecio de los chinos por la seguridad vial). Mucha gente se acercaba a nosotros cuando estábamos con pinta de perdidos para intentar ayudarnos (aunque luego resultó que estábamos siguiendo un camino más o menos óptimo).

Alcanzamos la muralla de la ciudad, que resultó ser un mojón. Luego alcanzamos la muralla restaurada de la ciudad, y era una preciosidad. Hay que explicar qué significa restaurar en China, porque no es lo mismo que en Europa. Restaurar significa tirar abajo y construir de nuevo, pero conservando la forma de lo antiguo. Otra cosa que hay que hacer notar, y el motivo por el que se nos veía perdidos, es que las ciudades son enormes, descomunales. Y la escala de los mapas es errónea. una distancia que pueden parecer 10m andando sobre el mapa, es más que probable que se acerque a la hora. Sin exagerar. Es por ello que conviene abusar de los taxis, que por otra parte además son muy baratos. Tienen un mínimo de 6 yuanes [en otras ciudades el mínimo es mayor. Por cierto, 10 yuanes son 1 euro aproximadamente], pero que incluye los primeros kilómetros de trayecto. Es por ello que en las ciudades grandes, los taxis ignoran clientes si no les merece la pena.

La muralla renovada de Datong. La otra no es más que una pared de tierra.

Cenamos en el mismo sitio que en el desayuno. La comida seguía estando increíble. Incluso nos atrevimos con unos fideos de tofu sólo porque tenían una especie de Mazinger Z cortándolos. No sé por qué la gente se queja tanto de la comida china. De momento nosotros hemos comido perfectamente, aunque admito que gente más escrupulosa podría tener problemas. 

Una vez acabados, nos fuimos a la estación, y nos pusimos a jugar al ciudadelas mientras esperábamos al tren. Eso atrajo la atención de todas y cada una de las personas que había en la estación. Incluidos los guardias que hacían el control de seguridad. Subimos al tren y nocturno hacia Pingyao.

1 comentario:

pHonta dijo...

MOARRRRRRR QUEREMOS MOARRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR

Pero sin tantas quejas!!! Por lo menos ponlas TODAS en tono sarcástico!


Jajajaja. Keep on going!