¡Al final lo he hecho!. Debe hacer casi un año que oí hablar de esta película, y debe hacer casi un año desde que empecé intentar convencer a mis amigos de verla. Ha hecho casi un año hasta que me he resignado a verla yo solo.
Que no os engañe el cartel, ni siquiera es tierna.
Across the universe es un musical de 2007 hecho a base de entrelazar canciones de Los Beatles (y que habrá pagado una pasta inmensa por los derechos). Suena guay, ¿a que sí?. De hecho, aunque no me considero ni mucho menos un experto en música, reconozco que hay un montón de canciones de Los Beatles que me gustan bastante, por lo que en cuanto supe de la existencia de la película tenía que verla (y además reconozco que el género de las películas musicales no mes ajeno ni mucho menos). Y bueno... aquí va mi opinión.
Existen varios tipos de películas musicales, aunque en general se pueden resumir en dos categorías: las que usan las canciones para avanzar la trama, y aquellas en las que las canciones son meros espectáculos que no aportan nada a la historia. Es una división poco afortunada, principalmente porque existen pocas películas puras del segundo tipo, y de hecho, las que me vienen a la mente probablemente sean porque no las acabo de recordar bien. En cualquier caso, podemos hablar de películas en las que la mayoría de las canciones no mueven la trama. ¿Es esta una de esas películas? Bueno, es difícil de decir. La película dura algo más de dos horas y tiene la nada desdeñable cifra de 32 canciones, lo que con unos rápidos cálculos sale a una canción cada 3.75 minutos. Es decir, apenas hablan. Todo se canta y lo que no se canta son frases que también hacen referencia a otras canciones de Los Beatles (wikipedia dixit, que yo había pillado algunas, pero claramente no todas). En lo que a mi me parece una de las principales pegas de la película, el espectador acaba teniendo la sensación de que la directora pretendía ponerle un embudo en la boca y empezar a soltar litros y litros de canciones. Así, la ¿historia? sufre. Y mucho. En la cinta se incluyen demasiadas situaciones que en realidad no sirven para nada que no sea como vehículo para insertar más canciones de Los Beatles. Es de recibo alabar que con canciones tan diversas hayan sido capaz de unirlas para crear un todo, pero la película se habría beneficiado de durar menos y fijar mejor las canciones, ya que el resultado final parece querer rentabilizar los derechos pagados a base de incluir todo lo posible.
En otro orden de cosas, kudos porque Bono is the walrus.
Across the universe nos cuenta la historia de Jude, un joven de Liverpool (/livapuuul/) que viaja a USA en la década de los 60 para conocer a su padre, un veterano de la II Guerra Mundial. Una vez allí, y después de encontrar a su progenitor, conocerá al joven y alocado Max, con el que tendrá un bromance, y que le acabará presentando a su hermana luchadora por la libertad anti-vietnam Lucy, con la que tendrá un romance (al chico le molan los genes de esa familia). Y... ya. Bueno, aparecen un montón de secundarios como Prudence la lesbiana, Shady la cantante que deja a su grupo tirado para montarse una carrera en solitario y Yoyo... es guitarrista. Sí, es tan obvio como parece. Y sí, los personajes son así de planos. Cuando puedes definir el papel de un personaje en una película de dos horas con tres simples palabras, hay algo que falla y mucho. El resultado final es que nos importa más bien poco o nada la historia de amor central de la película entre Jude y Lucy, que manden a Max a la guerra, que Prudence no encuentre su lugar en el mundo o lo que quiera que les pase traumático a Shady y Yoyo. Si los personajes fueran más planos dejarían de existir.
Además, la historia pretende ilustrarnos la época de los 60 en los USA. Aprovechando que ya teníamos un embudo en la boca, la directora pensó que sería buena idea meter litros y litros de simbolismo. Vamos a ver, no me entendáis mal, que está bien tener un poco de simbolismo sutil. El problema de esta película es que es tan sutil como una apisonadora, y tan frecuente que lo raro es ver imágenes que no intenten decirte algo más allá. La película se esfuerza demasiado para que veas más allá, pero en la siguiente escena te golpea en la cara con lo que quería que vieses.
¿Un concierto en el tejado? ¡Malditos! ¡Se lo han robado a los Solfamidas!
Después de todo esto pensaréis que por qué he aguantado 2 horas de película cuando me parece tan mala. Primero porque soy un crítico profesional (juas, sí, claro, y ahora dirá que no es un fanboy), y segundo porque en realidad no me lo he pasado mal. Simplemente me ha parecido excesivamente larga e incongruente a veces, y probablemente lo hubiera pasado mejor teniendo la película de fondo mientras hacía otra cosa. Los arreglos a las canciones de Los Beatles están bien (algunos, otros son horrendos), y como no hablan casi, es un hilo musical continuo de dos horas.
TLDR: Sólo merece la pena si eres fan de Los Beatles o si la ves al estilo Glee... es decir, como música de fondo.
PS: No se si lo esperabais, pero yo desde luego había pensado una entrada más política para hoy. Dada la trayectoria del blog (¿ninguna?¿dispersa?), creo que hay temas que no tienen cabida. En cualquier caso espero que no hayáis hecho como yo y hayáis ido a votar, pero no en blanco, ni nulo, ni a quien vosotros ya sabéis.
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