domingo, diciembre 21, 2014

Dos maduros en Japón (X) - Simply Kyoto

7 de Octubre de 2015

Por fin amanece tranquilo y soleado. Pero lo disfrutamos más bien poco. Bolas de arroz y derechitos al tren con destino a Kyoto, la capital del oeste.

Nos bajamos en Kyoto bajo un sol de justicia y muy cargados con las mochilas. También muy contentos de andar con los píes secos. Tras un pequeño problema de mapas tras el cual acabamos con un mapa en coreano y otro en japonés, pero con los nombres también en alfabeto occidental. Y tras el juego de los mapas salimos de la inmensa estación a la preciosa ciudad de Kyoto. La ciudad así de primeras parece muy bonita. Avenidas amplias. Ningún edificio sobresaliendo. Templos y castillos por doquier.

¡Sol! ¡SOL! ¡SOOOOOOOOOL!

Tras media hora andando llegamos al hotel y... sin problemas. Sorprendente, ¿a que sí?. Hasta las tres no nos dejaban registrarnos pero el hotel está muy bien situado, es limpio, parece bueno y nuestras mochilas ya estaban ahí. Así que dejamos todo salvo la cámara y la Lonely Planet y nos fuimos a hacer el tour de un día de imprescindibles en Kyoto, la parte sur de las colinas de Higashi.

Vamos dando un paseo y mi opinión de la ciudad crece por momentos. La zona al este del eje central está toda bajo marquesinas y galerías llenas de tiendas. Y cuando se acaban dan paso a una zona super tranquila llena de jardines y casas tradicionales donde hay un montón de templos. Aviso que en esta zona te pasas el día descalzo.

Esto es una calle. True story.

Empezamos por el templo de Shoren-in, que así de primeras resulta bastante molón. Precioso. El de Chion-in que está al lado es también digno de verse... al menos la parte que puedes ver, porque por supuesto está en obras. Pero los jardines no están mal. El siguiente en Entoku-in, justo después de hacer un par de fotos a la pagoda de Yakasa y a un buda gigante en la zona.

A falta de templos... ¡¡Mirad un perrito!!

Si no me detengo a describir templos es porque... tampoco recuerdo muy bien las diferencias y particularidades de cada uno. Dejo que las fotos hablen. Mención especial a la abundante cantidad de gente con trajes tradicionales que te puedes encontrar por la zona. Pero voy a hacer una excepción para decir algo del siguiente, Kennin-ji. Tiene un precioso dibujo de dos dragones en el techo de la sala principal. Sigo preguntándome qué hace tanto templo junto.

Que cara de buena persona tiene el de la derecha...

Ya eran las cuatro e íbamos a la carrera. La mayoría de los templos cierran a esa hora o media hora más tarde, y por eso no habíamos comido. Ni siquiera fuimos al museo de Entoku-in para llegar a Kennin-ji a tiempo. Pero todavía nos faltaba Kiyomizudera, en lo alto de un monte.

Así que salimos a la carrera a ver si llegábamos, pero en la cuesta de subida al monte fuimos interceptados por una gran cantidad de gente. Las calles que conducen al templo están abarrotadas de visitantes: gente normal, disfrazada, grupos de colegiales... Hasta tres grupos de niños diferentes me asaltaron para practicar su inglés. Y el proceso es siempre el mismo:

Where are you from? Spain (ooooooooooh, Spaiin...)

What is your favourite thing in Kyoto/Nara? (a seleccionar de una lista de fotos)

Y luego dos preguntas de libre configuración. 

Pues el centro de Madrid es mucho peor en Navidad...

El primer grupo se llevó una atracción aleatoria y que yo no tenía ni la más remota idea de baseball. A cambio nos hicimos una foto y me dieron una pajarita. El segundo se llevó un "no molestéis que acabo de responder a vuestros compañeros y además he perdido al mío". El tercero, ya a la salida, se quedó a cuadros cuando MrK les dijo que sí mientras usaba la mano para mandarles a Parla, pero nos dieron una pajarita y se llevaron que nuestra comida favorita en Japón era el arroz. Mira que no pensar en el sushi... los nervios del directo...

Kyoto en todo su explendor

El templo en sí mola. Está en un lado de la montaña y tiene una vista espectacular de la ciudad. Además está sostenido sobre madera y el soporte es impresionante. Y aprendimos mucho poniendo la oreja. Por ejemplo, el nuevo ídolo de MrK es el dios de la birra y el amor, que se sienta sobre dos barriles de saque y lleva un martillo. Nuestra teoría es que tras una borrachera y pega un hostión y al despertar ya estás casado.

Nuestro nuevo dios...

Otro detalle que vimos eran las piedras sagradas del amor. Dos piedras simplonas de apariencia normal salvo por la cuerda que las rodea y que se encuentran separadas unos diez metros. Si alguien toca una y llega a la otra con los ojos cerrados encuentra la felicidad, pero si tropieza o toca otra cosa es infeliz para siempre. Forever alone. Esa zona estaba llena de adolescentes y no tan adolescentes haciendo la prueba, por supuesto con un amigo que veía el camino y les guiaba. Japón...

Los pilares de madera

Cansados y hambrientos iniciamos el camino a casa andando, bolitas de arroz de comida mediante. Una vez en el hotel MrK se puso a planificar rutas para el resto de días y yo a buscar restaurante. Éxito parcial por mi parte ya que estuvimos treinta minutos caminando alrededor del hotel sin ver nada abierto que yo hubiera identificado en la lista de restaurantes. Así que nos metimos en un restaurante de plancha aleatorio. Lo llamo así porque estos restaurantes tienen una plancha en cada mesa en la que te dejan la comida para que se vaya haciendo. Aquí probamos el okonomiyaki, una especie de crepe rellena que está muy muy bien. A cambio fallamos muchísimo al pedir pollo, ya que nos pusieron cartílagos de pollo. Que están crujientes, pero poco más. Y así acabo nuestra noche.

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