jueves, junio 06, 2013

Deimar does Munich, Part Deux: Electric Boogaloo (I)

El fin de semana pasado me fui a ver a mi amigo MrK a su actual residencia en la capital bávara, Munich. Sí, el mismo fin de semana en el que han tenido que declarar la alarma por inundaciones en toda la región de Bavaria. Así que, SPOILERS, fue un fin de semana... pasado por agua.

En ocasiones veo iglesias... o ayuntamientos en este caso...

Pero iba moderadamente preparado. Todos los partes meteorológicos avisaban de lluvias, así que me lleve un chubasquero. Pero no adelantemos acontecimientos. Partí el jueves de estar en manga corta aquí en Madrid con destino al frío y a tener que sacar el abrigo del armario. Aquí he de decir que me quedé muy impresionado con la compañía Lufthansa. Una compañía seria, de las que te dan cena y bebida en el avión. Como buen español me sentí obligado a no desperdiciar nada de la comida. Incluso pese a que MrK había comprado 2.7Kg de salchichas para darnos de cenar a Foly, que venía desde Londres, y a mí. El cabreo fue monumental, aunque he de decir que subestimó mi capacidad para cenar dos veces.

Llegué al aeropuerto tras reencontrarme con MrK nos fuimos a recoger a Foly que llegaba al otro terminal del aeropuerto. Tras un poco de confusión creada por mis artes ninja yendo al baño, nos reunimos los tres y pusimos rumbo a la morada de MrK. Es la segunda vez que vengo a verle, y la primera en su nueva casa (antes vivía en una compartida entre cuatro personas y ahora en un pisito para dos). Y madre de dios, creo que el salón sólo es más grande que toda mi casa. 

Y tendríais que haber visto su habitación... para jugar un partido de futbito allí...

Viernes. MrK nos obliga a desayunar las salchichas que quedaron de la cena del día anterior. MrK quiere que nos dé un infarto. Como ya he dicho, yo ya había estado en Munich pero Foly no, así que hicimos la obligada visita. Obligada, pero de la que creo que no sabría decir el nombre de nada de lo que vimos. Principalmente porque Munich, a pesar de ser una ciudad bonita, no tiene nada demasiado impactante.

En cualquier caso estuvimos paseando toda la mañana bajo una lluvia moderada. Mojaba, pero era soportable. Incluso tras descubrir con horror que mis zapatillas no son nada impermeables. Visitamos algunas iglesias, especialmente bonita la que dicen sin ventanas; la plaza de los juzgados o algo que MrK no supo identificar pese a llevar viviendo casi dos años allí; la zona centro comercial, fácilmente identificable por la existencia de un Zara; y la plaza del ayuntamiento. Tuvimos suerte porque justo en aquel momento dieron las 12 y pudimos ver a los muñecos del reloj bailando. Para el que le interese, se supone que representa la celebración de la boda de alguien. Alguien con pasta ya que mandó que construyeran eso. Incluso lo tengo en vídeo...

Vídeo que no puedo poner porque ocupa demasiado... Pero bueno, ahí arriba tenéis la torre del ayuntamiento con el reloj y aquí os dejo la vajilla del emperador

Intentamos entrar en el biergarden (o como se escriba) HB. Segunda vez que estoy en Munich, segunda vez que no puedo sentarme. Ni la lluvia, ni el viento, ni el frío podrán impedir que un alemán se tome una cerveza un día de diario a las 1300. Como plan alternativo, y tras hacernos andar durante hora y media más, MrK nos llevó a otro sitio donde comer. Demostrándonos lo mucho que se ha adaptado a la vida en Alemania tras casi dos años, cuando el camarero nos preguntó si queríamos la carta en inglés le dijo que no... y lo lamentamos profundamente. De los veinte platos de la carta supo decir qué eran como dos. Foly y yo nos decantamos por el schnitzel, nada que ver con el quidditch, un filete empanado. MrK pidió al azar. Además luego nos confesó que nos había llevado ahí para que viésemos la decoración con conchas del patio interior y que la comida era buenísima. Que alguien me recuerde qeu tengo que llevarle a recorrer los mejores restaurantes de la Barranquilla cuando venga...

Nada más terminar de comer, nos dirigió hacia la torre de la iglesia, que se puede visitar. Otro motivo más para sustituirle el colchón por uno de clavos. Vale, estoy gordo, pero aquella escalada después de comer fue criminal. Me hubiera estado cagando en toda su distinguida familia durante toda la subida si no hubiese sido porque las salchichas del día anterior estaban echando una carrera con la cena del avión a ver quién conseguía salir antes al exterior por donde no tocaba. Y encima los alemanes que había en la cima riéndose a carcajada limpia al vernos boquear. Esta gente no me va a caer mucho mejor que los flamencos... Pero bueno, al menos la vista mereció la pena ya que se puede ver todo Munich desde la cima. 

Algún día Simba, todo esto que ves será tuyo...

Al bajar, empezó a llover en serio, o bueno... más, por lo que MrK canceló el plan  de visitar los jardines de la residencia imperial y decidimos meternos en la misma. Una preciosidad, la verdad. Pasillos largos llenos de pinturas, una sala completamente cubierta de conchas, otra cubierta de espejos con jarrones de porcelana, otra con mini retratos. Por desgracia, se acercaba la hora de cerrar y los alemanes no son muy educados a la hora de echarte. Ante la perspectiva de volver a meternos en el agua, que ya alcanzaba por encima de la suela de mis zapatillas, decidimos que por ese día ya era más que suficiente y que era hora de salvar los calzoncillos. Literalmente, la única prenda que todavía estaba seca. Al menos en su mayoría.

Cansado y mojado, sólo faltaba una humillación para mejorar el día. Aparte de la de hacerme subir a la torre quiero decir. Y llegó en forma de Marvel vs Capcom 3. MrK ya ni se molestaba en turnarse de lo sobrado que iba, y Foly es un maestro de los Street Fighter, así que yo estaba allí esperando que como estábamos jugando con equipos aleatorios me tocase uno muy muy bueno y a ellos uno muy muy malo. A veces ni por esas. 

Cuando me cansé de recibir, nos dispusimos a cenar. No, no salchichas. Quedaban, pero ya parecía excesivo. Asaltamos las reservas de queso, embutidos (españoles, ¡olé!) y cerveza de MrK, y este procedió a volver a humillarme de la peor forma posible. Me enganchó a "Un príncipe para Corina". 

Pues la rubia será todo lo princesa que quiera, pero donde esté su hermana la morena... En palabras del gran Miki Nadal: ¡ay omá que rica!

Sí, lo sé. Yo también me pregunto como un tío que vive en Alemania conoce un programa del que yo he oído hablar de pasada. Y yo también me pregunto cómo demonios me he enganchado a un reality de mierda, pero es que me hace bastante gracia, incluso a pesar de lo obvio que es que está todo preparado. Para el que no lo sepa, el programa es un reality en el que 24 tíos separados en cuatro grupos (guapos, únicos, simpáticos y nerds) intentan ligarse a la tal Corina, que nada tiene que ver con la amiga especial de Juancar. Sólo diré que tenéis que evitar caer en la tentación de verlo, porque luego tendréis que ir sintiendo vergüenza por al calle. Bueno, eso, y que el p$%& chino es el amo.

To be continued...


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