miércoles, abril 24, 2013

Tras la pista del... ¿suicidio?

Previously on Deimar's: Una maciza entra en mi despacho. Un profesor salta desde un puente. Los faxes son esenciales en el futuro. Voy a ver a un teniente de la policía. And that's what you missed on Deimar's.

Que mal envejecerá Google Maps para el 2033...

La comisaría de Santa Fé era un sitio sordido. Parecía encontrarse siempre en un estado de perpetuo ocaso, iluminada tenuemente por las farolas de la calle y las luces de los speeder patrulla que iban y venían para dejar a lo más bajo de la sociedad. Ladrones, traficantes, políticos, prostitutas... Traté de llegar lo más rápidamente que pude hasta la oficina de Clements antes de que algún antiguo cliente me reconociese. No se mira mucho la calidad moral de tus clientes cuando estás en riesgo de no poder pagar tu siguiente Bourbon.

Encontré a Clements en su oficina. El hombre no había cambiado nada desde el instituto. No es que le conociese entonces, es que cuesta asumir que haya podido dar muchos estirones desde entonces. Tampoco ayudó que me saludase con un "whatssap!", frase que había caido en desuso incluso antes de que yo naciese. Tras interrogarle un poco y recordarle que me debía un par de favores, me confirmó que tenían un testigo del suicido. Un deshecho llamado Bash Dagot, e incluso estuvo encantado de darme su NC (Nota: NC significa Navigation Code. Es un número de 5 cifras que representa una dirección. Cuando estás en el speeder puedes o bien conducir manualmente o introducir un número de estos en el sistema de navegación y que te lleve hasta allí mientras ves una serie, lees o haces cualquier otra cosa que no sea ver lo tedioso que es el vuelo. Especialmente porque además el ordenador se empeña en llevarte hasta la altura de un vuelo comercial, unos 11km., y descender en vertical.)

Pues tú pareces uno de los pecos... pero también me caes bien

Una visita a Bash Dagot me confirmó varias cosas. La primera que un deshecho humano suele vivir en zonas que están aún peor que él. Y con muchos amigos dispuestos a agujerearte el cuerpo para coger tu reloj de imitación que compraste por 3 dolares a un vendedor callejero. Por fortuna, pude recurrir a una vieja amistad para solucionar el problema. Mi viejo amigo Colt calibre 35. Da gusto ver que siempre puedo contar con él. (Nota: esta es una de las numerosas escenas arcade del juego. El objetivo es avanzar a la parte derecha de la pantalla. Sólo puedes hacer tres acciones: agacharte, avanzar y disparar. Los enemigos son infinitos y siguen saliendo cuando los matas, aunque no puedes avanzar si no matas alguno de vez en cuando. Si se les coge el truco son fáciles, pero esta estuvo a punto de que dejase de jugar el juego...)

Quiero matar a alguien... Y ese alguien es al que se le ocurrió que esto era una buena idea...

La segunda cosa que confirmé es que hace falta motivar a las ratas para que canten. Una chica con la que salí que comentó una vez que si ofreces recompensas consigues siempre mejores resultados a la hora de manipular a alguien. Huelga decir que nunca me pareció mal que me manipulase ofrenciéndome un "refuerzo positivo". Pero soy un hombre clásico. Y Bash pareció bastante receptivo a mi puño. Su respuesta no me satisfizo sin embargo. Al parecer, el pobre Carl le pasó sin verle y se tiró del puente. Sin esperar, sin mirar a nadie. Casi como si fuera un robot. (Nota: El sistema de conversación es bastante simple. Puedes preguntar por lo que sea seleccionando Question y escribiendo lo que quieras. Una vez te ha dado una respuesta, puedes decidir que no te lo ha dicho todo o que te ha mentido e intentar coaccionarle por la fuerza o sobornarle para que te conteste.)

 Yo, biatch!! Meet my fist!!
Creedme cuando digo que después de mi tratamiento fatal está más guapo...

Dado que no podía sacar nada más de aquél desdichado, decidí visitar a John Richards, el médico forense del departamento. El deposito de cadáveres se encontraba justo debajo del Golden Gate, en la orilla este. Cuando llegué John se encontraba en medio de una autopsia y no pudo prestarme mucha atención. Aún así conseguí que prometiese enviarme por fax los resultados de la autopsia, aunque me garantizó que había muerto por el choque contra el agua. Agotadas las fuentes oficiales y viendo el más que probable caso de que fuera de verdad un suicidio, decidí darle una última oportunidad a la loca teoría de Sylvia y decidí acercarme por la oficina de Carl en la universidad.

Lo que no sé es porqué le he pillado subiéndose la bragueta si estaba en mitad de una autopsia...

Un edil me abrió el despacho al mostrarle mi carnet de Detective Privado. Sospecho que el pobre chico debía tener alguna deficiencia o una admiración inmerecida por los detectives porque no puso ni la más mínima pega. Ni siquiera cuando me dediqué a revolver todos los cajones. Todo bastante infructuoso. Tras diez minutos de búsqueda decidí que allí no había nada que hacer y puse camino a la casa del muerto con la esperanza de que esta vez consiguiese entrar. De camino recibí la autopsia  y no parecían buenas noticias para la buena de Sylvia. Como ya me había adelantado John, el señor Linsky había muerto ahogado, aunque al menos estaba probablemente inconsciente debido al shock del golpe. Lo único raro es que tenía un agujero en el cráneo debido a una operación reciente. No me imaginaba que tipo de intervención requiere que te abran el cráneo pero tampoco parecía muy importante.


El maletero de mi coche está lleno de bolas de papel de faxes que jamás volveré a leer...

To be continued...

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