miércoles, agosto 03, 2011

Deimar does China (XII)

[Previously on Deimar's... esto.]


05/07/2011

Nuestras intenciones para hoy son ir al Templo del Cielo y a la Ciudad Prohibida. Madrugamos para poder estar temprano en el templo, aunque nos sale un poco mal porque tardamos infinito en hacer checkout y checkin en el nuevo hostal. En cualquier caso, llegamos relativamente pronto.

Again, no map. A cambio, disfrutad de este pequeño altar taoísta.

El templo son unos grandes jardines con dos edificios. Por supuesto, y siguiendo lo que considero es el principal componente de la cultura China, el ticket sólo incluye la entrada al parque pero no a los edificios. El Templo del Cielo era el principal templo taoista, y al que iban a rezar los emperadores. Los jardines del templo son enormes (creo que este es el adjetivo idóneo para Beijing, enorme) y los abueletes chinos los usan para hacer ejercicio en grupo (el ejercicio de dar palmadas), o practicar bailes, o todas las anteriores. Realmente merece la pena pasearse por aquí temprano porque es todo un espectáculo ver a tanta gente haciendo cosas. Especialmente ver a abuelos completamente cachas haciendo ejercicios físicos para los que yo necesitaría la asistencia de al menos 3 personas y la presencia de un médico, just in case. También se puede ver a mucha gente jugando a pasarse una especie de pelota de badmington con el pie. Y sigue siendo tan divertido como cuando lo hacía en el instituto con pelotas de papel albal. Lo que apenas vimos, y lo íbamos buscando, fue gente haciendo Tai Chi, pero los que vimos estaban sujetando una raqueta con una bola encima. Era realmente impresionante verles hacer sus ejercicios sin que se cayese la bola. Los jardines además son bastante bonitos. Totally worth viewing them. Los edificios... pues vaya, me pasa un poco como con las iglesias: visto uno, vistos todos.

El edificio principal del templo... Vale, no es muy grande, pero está en una explanada enorme.

Después de comer fuimos a visitar la Ciudad Prohibida, y de paso ver algo de Tiananmen. He dicho que el adjetivo para Beijing era enorme... no, no es enorme. Enorme se queda muy corto. Masivo o colosal se ajustan más. Tiananmen es la plaza más grande del mundo, y ciertamente intimida su tamaño (aunque hacen trampa, que hay edificios en medio de la plaza...). Claro, que no intimida tanto como el tamaño de las colas para entrar a la ciudad. Los dos primeros patios de la ciudad son de entrada libre (misteriosamente, yo creo que es algo que asombraba hasta a los turistas chinos).  Nosotros metimos la pata en el primer patio.Un grupo se quedó liberando fotos de la tarjeta de memoria mientras el otro compraba las entradas. Esta vez el grupo guay falló ya que lo que te venden en los stands del primer patio son entradas para subir a la puerta, no para entrar a la ciudad prohibida. Sin embargo, la vista vista desde la puerta está muy bien, ya que domina toda la plaza (aunque hay que dejar las mochilas en un guardarropa y pasar por varios controles de seguridad para asegurarse de que no vas a mancillar al partido o algo. Si le tienes alergia a la propaganda a lo mejor te conviene evitar subir a toda costa).

Behold Tiananmen!! El símbolo comunista es porque era el 90 aniversario de la fundación del partido. Quiero pensar que no es siempre así...

Por fin conseguimos entrar a la Ciudad Prohibida desde el segundo patio. Una vez más, colosal. Patios gigantescos, techos enormes y ricamente decorados, dragones Xeron por todas partes... Increible. Tuvimos el mismo problema que en el Palacio de Verano, ya que todas las atracciones no principales cierran a las 1600/1630, pero al menos conseguimos entrar a la que nos interesaba: el Hall of Clocks. Un edificio con cientos de relojes a cual más sobrecargado (había uno que era una maqueta de una caravana de un circo que podía moverse, y ese era de los discretos). Hubiera molado mucho más si hubieran estado encendidos, pero aún así me gustó la visita (aunque mis compañeros se cansaron rápido). Aún así, no sé si la puedo recomendar. Especial atención a otra de las atracciones especiales de la ciudad, lugar milenario donde habitaban los emperadores... su Starbucks.

La entrada a la Ciudad Prohibída desde Tiananmen. Es la entrada sur, existe otra al norte, pero llegar ahí desde aquí es fácil una hora de camino o más.

Nos tocó retirarnos pronto porque habíamos reservado para ir a ver un espectáculo de acrobacias en el hotel. Mi perk se activó de nuevo, y el tío que nos iba a llevar al teatro no podía circular ese día con su vehículo (en Beijing, ciclan qué matrículas pueden circular cada día). Así que tuvimos que esperar mientras nos conseguía dos taxis (y si en Xi'an ya era difícil, aquí es casi misión imposible). Y además, el teatro resultó estar a 10 minutos andando desde el hostal (NERD RAGEEEEE!!!). El tío compró las entradas allí mismo delante de nosotros y nos dejó dentro del teatro hasta que empezó la obra... una hora y media después (me siento algo timado, la verdad). Moraleja: Pilla tú mismo las entradas ya que no están numeradas, con ir un poco antes vale.

El espectáculo me gusto bastante, incluso a pesar de que hubo varios errores. A algunas de las chicas se les cayeron los diabolos, y en un espectáculo en el que se tiraban de un palo a otro también la cagaron bastante. Pero como digo, me gustó y recomiendo ir a ver algún espectáculo de estos (a ser posibld e eotra compañía... digooooooo.....).

Pues así toda la calle. El ayuntamiento es listo  y por ello no tienen farolas (claro, que tampoco las tienen en otras calles que no tienen iluminación propia)

Para cenar, decidimos ir a cenar a la ciudad fantasma, un barrio de Beijing famoso por sus restaurantes, y por tener toda la calle iluminada con miles de farolillos rojos. Nos costó bastante encontrarlo, pero mereció la pena completamente. Best. Dinner. Ever. Sobretodo el pescado, y mira que yo odio las cosas que vienen del mar (bueno, en este caso del río... espero). Elegimos el pescado en la carta y al rato la camarera volvió con una redecilla y nos puso 1250 en un papel. Pensamos que eran yuanes y a punto estuvimos de mandarla a la mierda, hasta que a base de señalar el precio por kilo del pescado en la carta, comprendimos que eso era lo que pesaba nuestra futura cena. Y entonces levantó la redecilla y nos enseñó al mencionado pescado todavía boqueando y mirándonos con cara de "por favor, no me comáis". Estaba tan bueno que no tengo el más mínimo remordimiento.

Te diría que me gustabas más en tu redecilla... pero estaría mintiendo.

4 comentarios:

Carlos dijo...

Cuando fui yo la plaza de Tiananmen estaba bastante más vacía y, sobre todo, había muchísima menos contaminación (y ya me parecía bestial). Seguramente hayáis disminuido vuestra esperanza de vida en un par de años xD

Marisunflowers dijo...

Corrección: Tiananmen siempre tiene los símbolos comunistas. En los Juegos Olímpicos, pusieron algún adorno floral por ahí, pero vamos...

Al fin y al cabo, la plaza se hizo con intenciones muy comunistas.

Deimar dijo...

@Carlos: Bue... entre eso y Datong, yo creo que ya no me va a cabrear lo de jubilarme a una edad a la que no voy a llegar...

@Marisunflowers: No, si ya me imagino que la mayoria de los simbolos comunistas son permantenes, pero yo me referia mas al central rojo que decia: 90 aniversario del partido y que es el que mas canta

Carlos dijo...

El central no está siempre, claro. Si lo estuviera tendrían que ir cambiando el año que pone. Nah, en esa foto la plaza parece el doble de comunista que cuando estuve yo, tuviste suerte! :P