miércoles, junio 08, 2011

Deimar y el deporte

No, no os engañan los ojos. Sí, es un título que contiene al menos dos paradojas. Pero ya va siendo hora de tratar el tema, ya que mucha gente me ha insistido en que debería aprovechar y utilizar mi tiempo para algo útil (ja, como si procrastinar no fuera algo út... erm... en cualquier caso es un trabajo duro, y alguien tiene que hacerlo). En cualquier caso, el deporte y yo no somos demasiado amigos, aunque sí viejos conocidos.

Yo solo intentaba emular a mis ídolos... (vía DevianArt)

Veréis, mis padres estaban empeñados en que había que apuntarme a todas las actividades posibles después del colegio, ya bien fuera por hacerme crecer como personita o por no tenerme en casa dando por saco (yo voto por la segunda, pero no les culpo, yo también lo habría hecho). El caso es que una de esas actividades fue la que estaba de moda por aquel entonces: el karate (aunque algunos padres mas snobs preferían el judo, buuuu!). De pequeño yo me pasaba el día enfermo, por anginas hasta que me las quitaron, y mi padre se apuntó a un videoclub para que me entretuviese con películas cuando estaba enfermo en casa. Todas películas de artes marciales, así que cuando a los cuatro años (no sé cómo convencieron a mi profesor, ya que el mínimo eran 6) entré en mi primera clase de karate, salí contentísimo (especialmente porque nos pasamos toda la hora "jugando"). Y 12 años después ya llevaba varios años de cinturón negro sin ganas de sacarme el primer dan (técnicamente, se pasa de cinturón marrón a 1er dan, salvo que tengas menos de 13 años que puedes sacarte el negro sin dan, y luego hacer un examen más corto para 1er dan), y llevando varios años queriendo dejarlo porque me aburría enormemente y porque me tocaba las narices gastar tres tardes en ello. Aún así, no negaré que me gustaba toda la parte de hacer katas (combate contra enemigo imaginario) pero aborrecía el combate de verdad. 

Durante ese tiempo hice mis pinitos en otros deportes también. Me metí en un equipo de fútbol de la parroquia de un amigo, en el que duré exactamente un partido, ya que lo jugamos a las 9 de la noche y a mis padres no les moló la idea y me hicieron dejarlo. También me apunte al equipo de baloncesto, pero lo dejé tras tres entrenamientos porque tenía que pagar 2000 de las antiguas pesetas para federarme (OMG!!! PAGAR!!!! ¿PERO DONDE SE HA VISTO ESO?!?!?!). E incluso llegué a jugar con mi escuela en algún torneo de baloncesto, pero entre yo y mi ego no había sitio para nadie más del equipo en la cancha, así que fue un poco fail. Durante los veranos mis padres nos apuntaban a mi hermana y a mí a cursos de natación, y luego nos hacían quedarnos toda la mañana en la piscina (boooooooring). Mi hermana tenía clase una hora después que yo, así que mientras ella daba clases yo me pasaba la hora haciendo anchos en la piscina. Me llegaron a decir de unirme a un equipo de natación, pero cuando llegamos al punto de decir que mi desayuno tenía que cambiar a ser "sólo" una madalena y un vaso de leche y luego cenar un yogur, vi que eso no iba a ser para mí.

El caso es que desde que dejé de hacer karate he hecho más bien poco ejercicio regular, al margen de lo que me obligaban a hacer en el colegio (maldita prueba del kilómetro... ¡¡te veré en el infierno!!!). Dejé de ir los veranos a la piscina (booring... aunque fue más boring aún mi padre decidió que entonces tendría que aprovechar las tardes yéndome con él a clasificar cartas). Un amigo me convenció para empezar a ir a un gimnasio. Estuvimos yendo casi un año pero, aparte de aburrido, hacíamos sólo musculación, por lo que acabé ganando peso, que no era el objetivo.

Y como siempre, llegamos a la universidad. La excusa perfecta para no hacer ningún tipo de deporte. "Hijo, deberías hacer algo de deporte, que te estás poniendo cebón", "ya lo era antes, pero es que estoy muy muy muy ocupado con los exámenes y las entregas y el club de rol y el baldur's gate y mi incipiente y fallido negocio de copia de cds...". Así que cero deporte mientras he estado ahí. Bueno, hubo algunos intentos de salir a correr, pero dejé de hacerlo porque no hay ninguna necesidad de intentar sentir el sufrimiento de los torturados.

Estábamos todos muy centrados en los estudios...

Después de acabar la carrera, y viendo que uno se va haciendo mayor y que una semana después de jugar un partido de paintball aún no puede sentarse, me dejé convencer por mis amigos para jugar un partidito de baloncesto los viernes. Jesús, que bajo de forma estaba. Normalmente jugábamos sólo ne media cancha (por falta de gente principalmente), pero un día que fuimos suficientes para jugar a cancha completa creo que pude correr durante unos 2 minutos. El resto del partido fue cosa de arrastrarse de un lado a otro de la cancha. También me dejé arrastrar a ir otra vez al gimnasio, esta vez a hacer cardio, y aunque sigue siendo un coñazo, estar con amigos lo hace algo más soportable (como veis, tengo la personalidad de un trozo de cartón).

Y esto nos lleva a mi tiempo aquí. He de decir que es muy muy raro no ver a alguien haciendo deporte por aquí. Salgas a la hora que salgas de casa (menos a partir de las 9 de la noche que ya han salido los lunis y están todos en la cama) te encuentras a gente corriendo, en bici, jugando en los parques (si no llueve)... Así que, después de que me insistieran mucho y de ver que ni siquiera cocinando yo consigo perder demasiado peso, me decidí a salir a correr un día. Era domingo y las siete de la mañana (porque madrugo, y para que no me viera nadie). Corrí 10 minutos, tuve que andar otros 40 porque me moría. Y ahí quedó la cosa.

Esta es mi forma de jugar al paintball. Involuntaria forma de jugar, de hecho. (vía DevianArt)

Pero, hete aquí que me he encontrado con un viaje que va a requerir paseos largos y arduos cargado con 10 kilos a la espalda. Teniendo en cuenta que hace unos pocos años visitando a unos amigos en Estocolmo hubo una noche que me tuve que volver (y que mis amigos se volvieran conmigo, sorry!!!) porque no podía andar más por las agujetas, había que hacer algo. Así que consulte con un compañero, que es doctor en telemática y medicina y fue atleta semiprofesional, así que algo sabrá, qué me recomendaba para ponerme un poco en forma. Y para mi agrado, el doctor recomendó caminar 40 minutos diarios con paseos algo más largos los fines de semana. Y sí, caminar también es aburrido, pero teniendo en cuenta que ya camino algo más de 30 minutos diarios para ir y volver del trabajo, al menos minimizo la pérdida de tiempo bajándome varias paradas antes de llegar a mi casa a la vuelta del trabajo. Por fin he encontrado mi deporte perfecto!!.

TLDR: Hacer deporte es aburrido!!!!

2 comentarios:

Perico dijo...

Buena elección... Yo suelo ser partidario de la variante andar+libro (o incluso andar+tebeo), que alivian considerablemente el problema del aburrimento. Por otra parte, si no estás acostumbrado, o lo practicas en rutas poco conocidas, puede considerarse deporte de riesgo. Y quizá no sea muy practicable en entornos con condiciones climatológicas tan lluviosas. Pero definitivamente lo recomiendo ;)

Jose Angel dijo...

Ya sabes, si te animas a la parte más dinámica: Correr, aquí tienes al friki de las zapas, pulsómetros, entrenos... Cuídate un poco que no es malo!!! y bébete el Vodka!!!!