domingo, abril 17, 2011

Visita a Castle Combe

Este fin de semana ha sido un poco raro. No sólo raro porque, como sugiere el título de la entrada, haya salido de casa para algo que no sea ir a comer a McDonalds (espero alguna remuneración por la publicidad gratuita), sino porque he quedado dos veces con un tío con el que he preferido no relacionarme mucho. No es que me caiga mal, es que cada vez que hace comentarios del tipo "es dificil no atropellar a un negro por la noche", "lo peor que le puede pasar a tu hijo es ser gay" o "la clase media no debería salir del güeto en el que viven ni estudiar" se me antoja difícil simpatizar con él... o contenerme para no arrancarle un ojo y meterselo por el recto hasta que le salga por la boca. Como todo conocido que se precie en mis historias, necesita un pseudónimo, así que me referiré a él como Nob. ¿Queda claro? Este es Nob.

El caso es que como ahora mis amigos adoptivos (es que soy como un cachorrito, necesito que me adopten) ya no están, mi nuevo amigo adoptivo, uno de los españoles que tengo detrás, me saca de paseo y esta semana tocaba salir con Nob, pese a que a él tampoco le hace especial gracia. Así, el viernes me encontré con mi amigo español, el Sr. Oveja a partir de ahora, su señora y Nob a tomar unas cañas. En medio de la conversación, Nob sugirió llevarnos a comer a un español al que suele ir a los españoles, para ver que opinábamos. El Sr. Oveja se negó ya que tenía que "limpiar el aseo con la cabeza", pero como yo soy un bocazas que hablo primero y pienso después dije que sí. Además, quedamos después de comer, esta vez todos, para ir a ver un pueblecito de aquí al lado llamado Castle Combe.

Como buen español, y más si no tienes ganas de quedar con alguien, salí tarde de casa. Además, me retrasé aún más  porque por el camino me crucé con una exposición que había en la calle. Antes de continuar, voy a hacer una nota personal para mi camello particular: los eventos de este sábado le harían a tu padre la boca agua. Hecho este comentario retomo el cliffhanger... una exposición de motos y coches de lujo. Cómo ya he dicho, llegaba tarde así que sólo me pude parar a hacer fotos a unos pocos de los Ferraris, pero había Porsches, Ducatis, Yamahas, Vespas, Opels (vale, no tanto coches de lujo como coches y motos de colección :p). Dejo un par de fotos que tomé.




Los típicos coches que podías ver por mi barrio, especialmente cerca de las chabolas en las que vendía droga...

La comida en el restaurante español fue algo mejor de lo que esperaba. Aunque muchas veces me ha entrado la tentación, por lo general procuro evitar como la peste los restaurantes españoles fuera de españa y después de esto sólo diré que por un motivo muy bueno: sólo se parecen en el nombre de los platos. Era un sitio de tapas y Nob me hizo elegirlas, sin saber mi conocida "alergía" a las cosas que vienen del mar y a la paella. Aún así, mi seleción fue de: Jamón serrano, queso manchego, chorizo al vino, calamares a la andaluza, croquetas de pollo, tortilla española y paella (por el que dirán). Pues bien: el jamón es de los más baratos que venden en los supermercados españoles, el queso era más bien malo, el chorizo y los calamares medio aceptables; la paella era comestible, aunque nada parecido a una paella española y las croquetas y la tortilla eran abominables. En definitiva... NUNCA MAIS!!

Pero en fin, salimos a recoger al Sr. Oveja y señora y nos dirigimos en el coche de Nob hacia Castle Combe. Ahora mismo, os estaréis haciendo tres preguntas: ¿qué es Castle Combe? ¿Que coche tiene un tío que suelta esas perlas sobre la clase media? y ¿será Deimar capaz de meterse con alguien que le ha llevado en coche a un sitio donde ya ha estado varias veces?. La respuesta a la primera pregunta en el siguiente párrafo, las otras dos son un Fiat de mierda y Sí, soy perfectamente capaz.

Castle Combe es una pequeña población rural de la campiña inglesa cercana a Bath y Bristol. Lo primero que llama la atención es que está rodeada por plantaciones de... erm... pues a falta de conocer la palabra adecuada diré que son... erm... flores amarillas. Campos y campos y campos de flores de un amarillo que haría alarmarse incluso a los ingenieros nucleares de Fukushima. 














Una es de por la mañana y la otra unas cuantas horas después. Nótese cómo pese a haberse reducido la luz, las flores brillan lo mismo...

El pueblo dispone de un aparcamiento a las afueras bastante amplio ya que dentro del pueblo no hay casi espacio para los coches. No es muy grave, ya que el pueblo son literalmente dos calles. Nob nos contó que suele ir ahí a escapar de la ciudad y tomar tarta. La verdad es que el sitio es bastante apacible. Rodeado de bosques y ríos. Para mí es el típico sitio en el que no querría pasar más de un par de horas, pero comprendo que pueda tener atractivo para alguna gente (gente muy rara de hecho). El caso es que Nob defendía las comunidades pequeñas porque el sentimiento de unidad y de que la gente se preocupe unos por otros es impagable. Mientras yo no podía evitar preguntarme cómo es posible que en un espacio de media hora en mitad de un bosque dejado de la mano de Dios, hubiera visto pasar 3 Ferraris, y que del resto de coches que había visto lo más "normal" había sido un Mercedes-Benz. De hecho, no podía evitar realizar la comparación entre ese "pueblo rural" y alguno de los pueblos rurales en los que he estado en España, por ejemplo el pueblo de mi abuela, Illescas, en Toledo, donde la gente todavía usa asnos.






















Resulta que hay una tercera calle saliendo del centro de Castle Combe, pero está oculta detrás de pequeña verja que da paso a un... hotel de lujo. Hotel que por cierto es bastante más grande que el resto del pueblo. Nob nos llevó para adentro, y empecé a comprender a qué sentimiento de "comunidad pequeña" se refería.

El sitio es un hotel como el que te podrías encontrar... ¿qué sé yo? en Puerto Banus. Es decir, es un aparta-hotel. Cada habitación es en realidad una pequeña cabaña personal. Durante un rato largo paseamos por la zona de las mismas, todo muy idílico y tal. Y entonces llegamos a la gran zona de recreo. Un descampado enorme con algunas actividades para realizar. Dejamos a Nob y al Sr.Oveja descansando (que el Sr. Oveja ya es bastante mayor) mientras la señora Oveja y yo sacamos las cámaras dispuestos a ver quién sacaba más y mejores fotos (pista: ella, mi cámara es una full como ya habéis podido sufrir). Para muestra, un botón:

Un auténtico ajedrez natural

¡Sí, lo encontré! ¡Un campo de cricket!

El sitio de echarse la siesta... nos llevan años de ventaja...

Extreme conecta-4. Es una mezcla entre el conecta-4 y el tiro al plato. No quieras sabes qué pasa si pierdes...

Además, por si todavía no me había quedado claro que mi sudadera del Decathlon no iba a ser demasiado bien vista por ahí, asistimos al aterrizaje de un helicóptero privado en mitad del jardín, y del que se bajaron dos mujeres completamente preparadas para una noche de alta alcurnia... a las 4 de la tarde. 

Finalmente recorrimos los jardines del hotel y volvimos hacia el coche. Os contesto la otra pregunta que os estáis haciendo: en Castle Combe no hay ningún castillo. Contesto además otra pregunta que NO os estábais haciendo: fue aquí donde se grabó la película de Dr. Dolittle original, cómo bien me informó el cartel en el aseo del hotel (lo que demuestra que a la gente de alta alcurnia se le puede meter tanta publicidad como al populacho). 

Y hasta aquí llega mi relato, pues nos recogimos cada uno en su casa. No sé si volveré a quedar con Nob o no, sobretodo porque hace un mes o así que dejo mi curro, pero si lo hago prometo dar todos los detalles sobre "las cosas que debería decirle sobre lo que opino de sus comentarios pero me guardo por buena educación". Y es que Nob, es muy especial. Después de todo, él es Nob.

No hay comentarios: