domingo, noviembre 14, 2010

El primer día

Previously on Deimar's :¡¡Llegué a Bristol!!. 

Y para demostrarlo... una foto del ferry turístico que va por el río (y esta vez no la he tenido que robar pedir prestada de una página web)

Pues eso, llegué a las 2220 de la noche y empezó la odisea. Primero conseguir cambiar los euros a libras. Durante el vuelo la verdad es que me empezó a dar la paranoia de si estaría funcionando el sitio de cambio de moneda del aeropuerto o se habrían ido a casa (el aeropuerto de Bristol es más bien pequeño...), pero no, una amable señora me despellejo vivo con una sonrisa en la cara (una bienvenida inglesa vaya). Claramente, y viendo lo que me cobra mi banco por sacar en cajero en el extranjero, va a ser sacar del cajero o que me cambien en España la pasta, porque es un robo a mano armada (y en Bristol sólo he visto que cambien moneda en el Marks & Spencer). Pero bueno, no hay más remedio que tragar. Al salir a la terminal, toca buscar un taxi. No es que sea una aventura pero la puedes cagar, como sospecho que hice yo :p. Tienen taxis públicos (negros) y taxis privados (se supone que con estos negocias antes del trayecto el precio). Siguiendo las indicaciones de los carteles acabé en una habitación en la que parecía que la gente pedía taxis. Te cogen el nombre, el destino y te dan un ticket con la información y el precio que has de pagar (la verdad es que eso está bastante bien). Te quedas esperando y al rato te llaman para que cojas tu taxi (mejor que esperar al fresquete nocturno. Como digo, el servicio no está mal, pero siento curiosidad si no hubiera sido más barato uno público.

En cualquier caso, iniciamos el trayecto y empecé a ver algo de las carreteras inglesas (poco, que era de noche)... principalmente que están en mitad de la nada. Campo, campo, campo por todas partes... empezaba a sospechar que me iban a secuestrar o algo hasta que ví las luces de la ciudad. Total, que llegamos al hotel, que según la información que me habían facilitado en la empresa, está más o menos cerca del centro... en el centro de la nada porque después de pagar y bajar todo, me doy cuenta de que estoy en una calle completamente a oscuras y no hay ni rastro del hotel. Lo único que hay es una cafetería con mesas al aire libre y gente completamente pedo (otra característica de los ingleses, a partir de que se haga de noche esta completamente bien visto ponerse hasta las trancas). Total ni rastro de nada que diga hotel ni parecido, así que toca entrar a preguntar a la cafetería. La cafetería es el hotel... ¿en serio? ¿no consideraron más importante pintar "hotel" en los rótulos que cafetería? Bueno, tanto da, estaba cansado, y quería dormir... pobre de mí, porque mi ventana da justo encima de las mesas de los borrachos (por fortuna el primer día estaba tan cansado que no importó... el primer día).

Mi primera mañana me saludó con lo que iban a convertirse en costumbres durante mi estancia en el Reino Unido. La primera es que yo suelo despertarme en cuanto noto claridad en la habitación... muy mal por mi parte venirme a un país donde no creen en la existencia de las persianas en el que hay una claridad bastante buena a las 6 de la mañana. Y sí, esa ha sido mi hora de despertarme desde que estoy aquí. En realidad no está tan mal, me olvidé el despertador, así que gracias a eso no lo necesito, y con el cambio de hora me despierto a las 7, lo que es algo más aceptable :p.

La segunda costumbre adquirida durante mis primeras semanas ha sido la de no desayunar... en realidad la culpa de eso es del precio de los hoteles (este país es caro, pero lo de los hoteles de Bristol no tiene nombre), y mi considerable tacañería (of course!). Durante las tres primeras semanas me alimenté básicamente en exclusiva de sandwichs del  Salinsbury (creo que quiero que me entierren en uno cuando muera, entre los sandwichs y los yogures con cereales y frutas) y bocadillos del subway (sweet onion 4ever!!). Aún ni por esas creo que adelgacé sin embargo :p.

Veo que el post se me ha alargado más de lo que pretendia y no he hablado de nada... pero por otra parte está bien porque así me obliga a volver para seguir contando más de las meteduras de pata que he ido cometiendo, así que... ¡¡volveré!!


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