lunes, febrero 06, 2006

El Zahir


Es curioso como todo aquello que siempre he rechazado a priori vuelve a mi en algun momento u otro de mi vida y me recuerda que las equivocaciones son el día a día de todo ser humano. Siempre he rechazado la "literatura seria" que tanto les gusta a los académicos de la lengua española. Yo lo siento, pero realmente cuando cojo un libro espero sumergirme en él, espero que me agarre con tanta fuerza que no me deje marchar hasta que haya deborado cada frase, cada palabra, y eso es algo que jamás he conseguido con los grandes clásicos literarios (con la excepción de las Rimas y Leyendas de Becquer y El Lazarillo de Tormes). Me aburre, lo reconozco, cuando se trata de leer descripciones interminables y tediosas de la catedral de Oviedo, por muy bien escrito que este, no puedo evitar dejar que mi mente vague libre... como cuando leyendo El Silmarilion descubrí que no era capaz de recordar absolutamente nada de las últimas 150 páginas que había leido... y que conste que El Hobbit me encantó, y que el Señor de los Anillos me gusto mucho... pero no había manera... es leer cierto tipo de libros y entrar en un estado de catatonia durante el cual lo único que soy capaz de hacer es pasar páginas y páginas mirando pero no entendiendo, como el que oye sin escuchar.

Pues quién lo iba a decir, después de muchas críticas al amo de la autoayuda he caido... y me gusta el pozo... hay algo de humedad pero disfruto de un par de horas de sol al día. Todo lo que he oído y leído (de forma indirecta) de la obra de Paulo Coelho, siempre ha estado teñido de una cierta aura negativa... libros que exploran el alma humana y los sentimientos... lo cierto es que la premisa no me parece lo más atrayente del mundo, pero le dí una oportunidad, y de momento el esfuerzo es más que agradecido hasta el momento.

El Zahir es una incursión al alma de un hombre que vive persiguiendo el concepto de libertad, hasta que una mujer le enseña que lo único que ha hecho es huir de sus miedos... miedo de perseguir sus sueños, terror de vivir una vida que no es como quería que fuese... No puedo evitar ver ciertas similitudes entre el protagonista de la historia y yo. Puede que no sea más que el inevitable egocentrismo del que siempre he hecho gala y que ha enraizado tan profundamente en el corazón de la humanidad que resulta del todo impensable conocer a alguien que no piense en lo más profundo de su ser que es el ombligo del mundo (incluso a veces no es necesario escarbar mucho para darse cuenta de esto...). O puede que solo sea esa sensación de dejavu que nos persigue a todos como recordatorio de que es posible que esta vida ya se haya vivido millones de veces en la mente de un ser todopoderoso que gusta de jugar con nuestros destinos... o puede que simplemente Coelho describa sentimientos con los que cualquier humano puede sentirse identificado. No se qué será, pero al llegar a mi destino y cerrar el libro, con muy pocas páginas leídas, he tenido esa sensación indescriptible que sientes cuando acabas de ver una película magnífica o cuando acabas ese libro que tan atrapado te ha tenido. Es la sensación de haber visitado un mundo nuevo y maravilloso, la sensación que te hace sonreir y que te hace imposible calificar lo que acaba de llegar a tu mente, la sensación que te provoca el deseo de olvidar las últimas horas para que al volver a coger el libro o volver a ver la película, sea como si los leyeses por primera vez.

Podríamos pensar que mi incapacidad para describir el libro es fruto de mi escaso vocabulario, descendiente de mi total ineptitud a la hora de expresar sentimientos, pero lo cierto es que aunque pudiera, no querría describirlo en mayor profundidad, pues este es uno de esos libros que cada cual debe descubrir por su cuenta y riesgo. Dicen que un libro es el mejor espejo, porque refleja tanto el alma del escritor como la del que lo está leyendo... empiezo a pensar que es verdad... aunque es un espejo trucado, y al acabar el libro conoces algo más de ti mismo, pero sobretodo aprecias como el contacto con otra alma te ha cambiado, aunque solo sea un poco.

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